Manjiro detuvo la moto en el estacionamiento y esperó a que (T/N) se bajara. Las campanas resonaban mientras las personas enfilaban hacia la iglesia.
Mikey había llevado a su novia a la iglesia porque se lo había prometido, pero se había mantenido en un mutismo reflexivo. La situación con Black Dragon lo preocupaba, debía tomar una decisión que no derramara sangre, pero que tampoco mancillara el honor de ToMan. Miró a su novia, que a su vez observaba la iglesia con una expresión de estar caminando hacia la horca.
—Ay, Señor, dame paciencia —musitó en español y luego ladeó el rostro hacia Manjiro—. Creo que voy a confiar de nuevo en ti para que me tomes una foto.
—Lo haré bien —curvó los labios apenas—, pero si no querías venir, no hay nadie que te obligue.
—Oh, es que tú no conoces a mi mamá.
—Pero espero conocerla —dijo, alzando una ceja de forma sugerente.
—No seas tonto. —Le dio un empujoncito, sonrojándose.
Manjiro aprovechó el acortamiento de la distancia para tomarla de la mano y llevarla por el sendero flanqueado por altos pinos hacia la iglesia. La escuchó hablar de lo que había pasado la semana anterior en el dojo. Estaba tan absorta en la conversación, que apenas reparó en el sujeto enorme con el que chocó en la entrada de la iglesia.
—Lo siento. —Ella inclinó la cabeza.
La chica se asombró al percatarse de lo alto que era y de su expresión dura. Intentó retroceder un paso por la estupefacción, pero Manjiro no se lo permitió. Y se sorprendió cuando Manjiro la escudó con su cuerpo cuando el otro hombre giró el torso con toda la intención de empujarla. Se lanzaron una mirada inquisitiva por encima del hombro y, antes de que cualquiera decidiera tomar cartas en el asunto, (T/N) lo haló para que entraran de una vez por todas.
—Estoy bien, Manjiro.
—Bien, pero ese sujeto es un idiota.
—Ya, pero no debes rebajarte a su nivel.
Manjiro hizo un puchero, pero asintió. Le echó un último vistazo al chico, pareciéndole conocido.
—Por cierto, ¿tienes planes para navidad? —preguntó Manjiro, repantigándose en uno de los bancos del final.
—No...
Manjiro se percató de su semblante nostálgico y apretó sus dedos con afecto.
—En mi casa hacíamos un montón de cosas y me abruma que ahora no... Quiero decir, la señora Matsuda está aquí, pero...
—No es lo mismo. —Asintió él, percatándose de cómo las personas se volteaban a verlos para luego cuchichear entre ellos. Le dieron ganas de sacarles el dedo a todos y ponerlos en su lugar, pero sabía que su novia le reclamaría.
Al cabo de unos minutos, todos se callaron para atender a la misa. Y apenas en las palabras de bienvenida, Mikey apoyó la cabeza del hombro de su novia y se quedó dormido, tan solo escuchando un leve murmullo de fondo. Se medio despertó cuando su novia lo apartó con cuidado para ponerse de pie.
—¿Por qué tienes que pagar?
—Es la limosna —replicó ella, sonriendo por su rostro amodorrado—. Se da para cubrir los gastos de la iglesia. Y se supone que los excedentes los donan.
—Se supone. Porque vi una furgoneta gigantesca aparcada atrás cuando llegamos y te aseguro que eso no es un gasto necesario.
Ella rio entre dientes y se encogió de hombros, tarareando la melodía que cantaba el coro.
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Destino fortuito || Manjiro Sano x Reader
FanfictionCuando (T/N) se encontró con Manjiro, salpicado de sangre, en mitad de un callejón y él le ofreció un aventón, jamás imaginó que lograría superar sus prejuicios para poder mantener una amistad con él, generando una cadena de sucesos que aunarán el p...