060; REALIDAD

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『60』

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『60』

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¿

Smut?

Se comenzó a despertar poco a poco pero cerró de inmediato sus ojos cuando la luz le pegó directo en el rostro, se giró dándole la espalda a la ventana y se escondió entre el cuello de su novio que la abrazo de nuevo para volver a dormir.

Pero no se pudo por qué empezaron a tocar a la puerta con fuerza, el francés le dijo que se quedara en la cama y Ally le dijo que había un bate de béisbol en la sala, por si las dudas.
Pierre salió y tomo el bate escondiendolo detrás de su espalda y fue abrir la puerta pero fue derribado al instante por tres figuras pequeñas.

— ¿Puedo ser el hijo adoptivo de ustedes? – el acento norteño relucio en el departamento

Pierre se quejo de su espalda, había caído en el bate.

— ¿Mor? ¿Todo bien? – Ally hablo desde la habitación
— ya le dice "mor" – soltó con ternura Pato mirando a Checo que soltó una carcajada
— ya dejenlos en paz – se abrió paso el rubio dejando unas bolsas en la isla de la cocina – trajimos el almuerzo – señaló las bolsas

Pierre asintio poniéndose de pie para ir a buscar a su novia que ya se estaba medio arreglando o al menos poniéndose presentable.

....

Los chicos se habían ido y ahora estaban terminando de arreglar sus maletas pues al llegar a Milton Keynes tomaban caminos separados, el francés se dejó caer en la cama revisando su celular tenía un mensaje de su representante que le decía que tan solo tocará tierras italianas tenían una reunión con gente de marketing.

Ally se le subió a orcadas haciéndolo sonreír.

— ¿todo bien? – el asintio sujetandola de la cintura

Una sonrisa juguetona se le dibujo a la castaña para luego agacharse hasta el rostro de él para besarlo despacio mientras el pasaba una mano por la espalda acercándola más.

— ¿Tenemos tiempo antes de irnos? – ella asintió mirando de reojo el reloj de su mesita

Se quitó la camisa y le ayudo a ella a quitarle el vestido holgado que traía, la levanto junto a el para ponerla ahora a ella debajo de él.

— tu aún traías tu pijama – le señaló los pantalones

Y el no perdió el tiempo en quitarlo, se dedicó hacer sentirla bien y sabía que lo estaba logrando con cada jadeo y gemido con su nombre que le robaba.
Sus manos fueron al cabello castaño cenizo del francés que se mantenía concentrado en su labor entre las piernas de la mexicana.

• Lavander Haze • F1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora