Arco de la Serpiente, segunda parte (Yamata ha muerto)

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Yamata ha muerto

Crack, crack, crack

El constante y terrible sonido de lo que parecían ser huesos reacomodandose era lo único que se podía oir entre las tinieblas.

Crack, crack, crack

Todos los presentes del lugar se quedaron en completo silencio, pues ese sonido era completamente desconcertante en un lugar tan oscuro como ese.

Crack,  crack, crack

La niebla oscura parecía volver más pesado el ambiente, como si la gravedad hubiera aumentado repentinamente. Tanto para Eurínome como para Ashley y los demás, era casi imposible moverse a causa de la terrible presión.

Silencio

De pronto, el sonido de los huesos se interrumpió, y el lugar quedó en silencio. Pero rápidamente, lo reemplazó otro sonido; o más bien, una voz conocida.

Tik... tak... Tik... tak...

En el centro de la niebla, aparecieron de pronto dos luces de un color morado intenso, con un brillo entre púrpura y violeta. Tardaron un poco, pero todos se dieron cuenta de que esos brillos eran rojos.

Eurínome:¿Q-que demonios es eso...? - preguntó notablemente nerviosa y asustada.

Ashley: no tengo idea... -respondió igual de sorprendida - pero no me gusta para nada...

Isis, quien tenía su mente unida a la cobra gigante, se quedó inmóvil al igual que Ofión, puesto que no podían ver nada en la oscuridad.

Jane y Hades estaban cerca del cadáver de Lerna, a quien acaban de asesinar aprovechando la oscuridad. Jane volteó a ver en todas direcciones buscando alguna señal de Yoru... hasta que lo encontró.

La criatura cuyos ojos brillaban con furia, lanzó un fuerte chillido que dejó sordo a la mayoría, y nadie se esperó lo que pasó luego.

De un momento a otro Yamata dió un horrible chillido de dolor y comenzó a lanzar constantemente bolas de fuego en cualquier dirección que iluminaban un poco antes de desaparecer; lo cual dejaba ver cosas como al monstruo rajandole una de sus gargantas con las garras de sus patas, o arrancandole pedazos enormes de piel del lomo con su poderoso pico, o como le arrancaba algun ojo con sus patas, o como le arrancaba una de sus lenguas con el pico, y cosas así. Finalmente el reptil gigante dió un largo y doloroso rugido, dejando el lugar en silencio nuevamente.

La sorpresa fué tanta que Isis se separó de la enorme cobra y cayó al suelo. La niebla comenzó a disiparse hasta desaparecer siendo absorvida por algo en la cima de un árbol, lo cual permitió a todos ver una horrible escena: el río cercano se había teñido completamente de sangre, y en el valle en el cual se encontraba el monstruo solo quedaban restos como huesos con la mitad de la carne, tripas y viceras por doquier, ojos y mucha, mucha sangres salpicada por todo el lugar.

Eurínome: ¡Yamata! -gritó horrorizada

Jane: ¡Yoru, ¿donde estás?! -llamó la pelirroja

Isis: a...ahí...-dijo casi susurrando,  y señalando a la cima de un árbol temblando del miedo.

Toda la oscuridad y la niebla eran dirigidas a la cima de aquel árbol, pues ahí agazapado se encontraba Yoru en forma Búho, despedazando el último pedazo de carne que tenia una de las colas de Yamata, con los restos del reptil muerto a los pies del árbol.

Bajo la espectral luz de la luna, se podía ver claramente como la oscuridad terminaba de ajustarse al cuerpo de la criatura; dejando ver su forma final: el monstruo poseía grandes ojos y agujeros para las orejas orientados hacia delante, un pico similar al de un halcón, una cara plana y un llamativo círculo de plumas rojas, un disco facial, alrededor de cada ojo. 

De sus alas salían 5 garras a forma dedos justo en la miras, y sus plumas eran largas y oscuras. Tenía una larga cola de plumas que en la punta adquirían un color morado opaco  y unas largas patas con 3 garras cada una. Además de las plumas rojizos al rededor de sus ojos, y las plumas cuyas puntas eran de un color morado; todas sus otras plumas eran completamente negras. 

Crunch, monch, crunch

Los ojos de la bestia brillaban intensamente mientras masticaba lo que quedaba de la cola de Yamata. Por su extraño pico caían gotas de sangre y pedazos de carne que no alcanzaban a entrar.

Crunch, monch, crunch...

Eurínome:¡¡¡MAL NACIDO!!!

El grito de odio y horror de la dueña del bosque hizo que todos salieran de su trance y voltearan a verla. Resulta que Eurínome había aprovechado la distracción para volver a subir al lomo de Ofión. La colosal serpiente se había postrado en el río cubierto ahora de sangre.

Ashley:¡Mierda! ¡Me distraje y se me escapó!

Isis se apresuró a subir al lomo de la cobra que había creado, pero fuédemasiado tarde. Ofión clavo sus colmillos en el río inyecandolo de su veneno mientras que Eurínome le tocaba la cabeza profiriendo un nuevo hechizo de manera veloz

Eurínome:madre del agua que acechasen lo profundo, enorme serpiente que causa pavor en los demás ¡Escucha mi voz y venga a Yamata! ¡Devoralo, Yacumama!

Del río salió disparada una enorme culebra similar a la anaconda pero mucho más grande, llegando a medir alrededor de 640 metros de longitud con una cabeza de 22 metros de ancho la cual se abalanzó  sobre Yoru.

Jane: ¡Cuidado, Yor-chin! -gritóla pelirroja aumentando su tamaño a 5 metros y tomando a Hades en sus manos mientras corría para defender a Yoru.

Pero no hizo falta, pues con su pata Yoru tomó una parte del hueso de la cosa de Yamata, y de un movimiento rápido la deshuesó. La larga vértebra se cubrió rápidamente de oscuridad y Yoru voló velozmente sobre Yacumama.

O más bien, parecía que eso había hecho, puesto que cuando todos se dieron cuenta, la vértebra cubierta de oscuridad había rodeado el cuerpo de Yacumama, y con un solo movimiento la cortó en mil pedazos

La ultima sombra de estos tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora