Arco de la serpiente (Segunda parte) Garra nocturna

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Garra nocturna

Yoru estaba atado en una de las colas del enorme monstruo. Yamata lo sarandeaba de un lado a otro, golpeandolo contra el suelo y contra los árboles. Cada vez que lo golpeaba contra algo, apretaba su cola un poco más, llegandole a romper un par de huesos.

Yoru se movía intentando zafarse del agarre, inclusive había intentado aumentar el tamaño de sus brazos de oscuridad; pero eso le era imposible ya que Yamata de vez en cuando le  arrojaba una bola de fuego desde alguna de sus bocas. ¿Que tiene eso que ver? Recuerda que el elemento que maneja Yoru son las sombras, por ende tiene cierta debilidad a la luz y todo lo que la provoque.

Creo que hace unos capítulos lo expliqué, pero lo volveré a repetir: los magos elementales son débiles a su elemento contrario, es cierto, pero ésto también se ve afectado por cuán fuerte son. Ya había dicho que la magia está ligada al anima de la persona, ¿no? Bueno, al ser ésto así se puede llegar a entrenar y fortalecer el anima y, al ser algo directamente proporcional, la magia también se fortalece.

Un mago de agua por ejemplo, puede ganarle a un mago de fuego si su ánima es más fuerte. Pero, si el ánima del mago de fuego es más fuerte, puede evaporar el agua de su enemigo como si nada y quemarlo en segundos.

Ahora bien, Yamata es como 70 veces más grande que Yoru, por lo cual su anima también era más grande. El lado positivo era que Yamata solo lanzaba fuego por su boca, si hubiera lanzado luz directa, Yoru ya estaría muerto.

El fuego, además de quemarle la piel, emitía una luz que limitaba sus poderes y por eso no podía contraatacar bien, tanto así que inclusive Basilisco había desaparecido dejando solo el mango de Hanabi insertado en el pecho de Yoru.

Yamata tenía cada brazo y cada pienra de Yoru atados con una cola diferente, y los separaba más y más intentando dislocarle las uniones. En un momento dado; con una quinta de sus ocho colas y agarró del cuello y lo estampó contra el suelo, y con cada una de sus ocho cabezas le arrojó una vola de fuego que se unió en una bola de fuego gigantesca, tan grande que disipo la oscuridad al rededor y comenzó a consumir la carne de Yoru. Luego de ese ataque, Yamata atacó una vez más dr la misma manera, con una incandescente llamarada de fuego. Luego con otra y otra una y otra vez. Finalmente, el monstruo soltó a su víctima reducida a un trozo de carne chamuscada.

Toda la carne de Yoru se había vuelto por completo negra, ya no tenía ni un cabello sobre la cabeza y su cara estaba casi a niveles esqueléticos; y estaba hechando humo a montones por su cuerpo. No se movía, ni siquiera movía un dedo, y cuando Yamata se aseguró de ésto, se volteó para ayudar a Lerna a matar a Jane.

El cuerpo rostizado o mejor dicho carbonizado de Yoru se quedó inmóvil aún, pero no estaba muerto.

Tum tum tum... Tum-tum-tum-tum. Tum tum tum.... Turum.

Los latidos de su corazón otra vez sonaban como las percusiones de un tambor de batalla, como aquella vez que acabó con Pers del Rayo. Ésta vez, Yoru no estaba solo.

Hanabi: vamos, mi amo -dijo dulce y suavemente el espíritu de la chica-. No podemos caer aún.

La voz de la sirvienta salía directamente del mango sin filo clavado aún en el pecho de Yoru. Él no respondía, sus cuerdas vocales habían sido quemadas junto con su legua. Quería llamarla, decirle que no la podía ver; y aunque muchos pensarían que ésto se debe a que sus ojos también se vaporizaron junto con gran parte se sus organos internos, nadie podría verla pues aún seguía en su forma de arma.

De una manera fantasmagórica, el espíritu completamente desnudo de Hanabi se apareció y unió su frente con la de Yoru como una madre midiendo la temperatura de su hijo.

Hanabi: no puede rendirse aún, amo mío -continuó-. Sé que todo parece perdido, pero mientras su corazón... No, ahora es nuestro corazón. Mientras nuestro corazon siga latiendo, la esperanza sigue viva -dijo sonriente.

El cuerpo de Yoru seguía completamente quieto, pero escuchaba atentamente. Rrcordaba como al clavarse a Hanabi al pecho, el mango con forma ze Raices de ésta se extendía hasta rodear su corazón y se clavaba en el, uniendolos a ambos en uno sólo... Tal vez podría usar esa misma técnica en algo más, algo como un enorme búho que había creado Isis hace unos instantes pasaba volando por sobre la escena.

Hanabi: es de noche, los usuarios de la sombra son miles de veces más fuertes de noche, según la señorita Jane. Hay sombras por todos lados, uselas amo mío.

El corazón de Yoru comenzó a latir un poco más rápido. El aire se comenzó a poner un poco más pesado mientras el Búho comenzaba a volar en circulos sobre ellos mientras las sombras del ambiente, las que estaban entre los árboles y por debajo de las cosas comenzaban a arrastrarse por el suelo hasta el cuerpo carbonizado de Yoru.

Hanabi: ahora como en el pasado, siempre encuentras una manera de salirte con la tuya...

Las sombras comenzaron a cubrir el cuerpo de Yoru rodeandolo con un leve brillo lorado, y una ligera brisa se presentó en el lugar lo cual eso alertó a Yamata.

Hanabi:Por Jane, por Ashley, por Isis, por Hi y por nosotros... -fianlmente ae acercó a su oído y le susurró las siguientes palabras:-  Simeío, es hora de levantarse.

Del cuerpo imbuido en sombras de Yoru se género una enorme explosión que cubrió la zona de 8 valles con oscuridad, imposibilitando la visibilidad de cualquier ser vivo que estuviera cerca. De la parte del mango de Hanabi que sobresalía del pecho de Yoru se extendió 10 veces más grande que la serpiente una enorme mano de oscuridad que atrapó al búho y lo arrastró a la profunda oscuridad.

Yamata, desesperado, en una de sus fauses mantuvo encendida una llama que salia de su garganta, pero aún así era imposible ver algo. Así como las raíces del mango de Hanabi se apoderan del corazón de Yoru, la oscuridad ahora se estaba apoderando del pobre búho que habia atrapado.

El reptil rugia y lanzaba bolas de fuego inútilmente, mientras los huesos búho se comenzaban a deformar al unirse con el esqueleto del protagonista. Su cara se volvió algo alargada y blanca, con dos enormes huecos negros por ojos. Por toda su piel emergieron plumas grandes y pequelas, y de la parte baja de sus brazos salían alas. Tenia un pico algo corto, unas garras afiladas en las manos y sus plumas eran negras y grises.

De una técnica evolucionada, nació lo que después llamarían "garra nocturna"

La ultima sombra de estos tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora