¡¡Las pequeñas (y traumáticas) aventuras del pobre Caín!!
Corriendo y corriendo desesperado se encontraba el condenado. Caín corría y se tropezaba cada vez que avanzaba un paso o dos, y para peor, tenía al búho pisándole los talones. De un momento a otro, había aparecido un pequeño agujero en el muro que lo encerrabaen el parque de diversiones, lo suficientemente grande para que él pasara a través, y luego de correr con dificultad, logró esconderse en el bosque.
Sin embargo, el Búho no iba a permitir que se escapara tan fácilmente. De un salto de sus poderosas patas salió disparado, y voló por sobre el muro en dirección a su víctima. Mientras volaba directo hacia Caín, su pico se abrió de tal forma que se podían notar dos hileras de filosos dientes, y las mejillas del ser se desprendieron un poco dejando ver el interior de su boca. En ese preciso momento, una esfera de oscuridad se formó frente a su pico abierto, y de dicha esfera salió un potente rato de energía oscura que destruyó los árboles del bosque.
Caín volteó a todos lados sin saber a donde ir ni como es que seguía vivo, hasta que sus ojos se concentraron en un campo donde crecía maíz de más de 3 metros de altura. La desesperación lo llevó a pensar que esa era su única esperanza, y salió corriendo hacia allí. El Búho lo perseguía de cerca; de su pico emitían horribles sonidos, y de pronto, cuando Caín entró en el campo de maíz, la criatura dió una pronunciada vuelta en U y se alejó de allí, como si hubiera algo que lo mantuviera alejado de ese lugar.
Caín suspiró y le agradeció a los Dioses por su salvación. En ese mismo momento, entendió que no debía salir de ese campo de maíz. Comenzó a caminar por ahí, pero había algo del lugar que le generaba una inquietud tremenda. Arrancando con su cuchillo algunos tallos de maíz que se internían en su camino, de pronto chocó con un poste de madera vieja y retorcida, casi podrida.
Levantó la vista y pudo observar que ahí, clavado en ese poste, se encontraba un espantapájaros. El espantapájaros tenía un aspecto descuidado: unos pantalones rotos que dejaban asomar un poco de paja, una especie de poncho que cubría un poco su pecho dejando ver sus brazos hechos completamente de paja, un largo y puntiagudo sombrero... Pero lo que más llamaba la atención era su cabeza hecha de calabaza tallada.
Le habían tallado una malévola sonrisa, y parecía que sus ojos lo estaban mirando desde arriba. Con miedo, Caín volteó a un lado y a otro, luego miro hacia adelante y confirmó su temor: el campo estaba lleno de decenas de miles de espantapájaros exactamente iguales a ese.
Caín: M-maldito Yoru...-dijo retrocediendo un poco- son iguales a los espantapájaros del campo del viejo Tuk... Sabes que me ponían los pelos de punta -dijo con la voz temblorosa y aferrándose a cuchillo por si acaso.
En ese extraño y retorcido mundo de cielo color morado, todo intentaba matarlo, y por ende pensaba que éstos espantapájaros también lo harían... Y no se equivocaba. Ante los despavoridos ojos de Caín, los ojos de los espantapájaros se iluminaron como si alguien hubiera encendido una vela en su interior, y en perfecta sincronía comenzaron a retorcerse en sus estacas, intentando librarse de ellas.
Caín no se lo pensó dos veces, y no se quedó a ver como los espantapájaros vivientes se salían de sus estacas, pues hechó a correr desesperado atravesando el campo de trigo. Era eso, o arriesgarse a volver con el monstruo-búho.
Los espantapájaros se salieron de sus estacas y cayeron al suelo; algunos de pie, otros de cara al suelo, pero ya sea corriendo hacia el o arrastrándose, se acercaban más y más a Caín. El chico sin un brazo pareció olvidarse de su cuchillo otra vez, y corría desesperado mientras los espantapájaros extendían sus brazos de paja hacia él, o más específicamente, su cuello.
La multitud de los cabeza de calabaza rodeaba a Caín y lo perseguía incansablemente, haciendo que Caín corra como un condenado. Corrió tanto que los huesos de sus piernas crujieron y su hirviente sangre se sentía como ácido derritiendo su interior, y después corrió todavía más. Hacia el final de su huida, pudo salir del campo de maíz solo para encontrar una playa que daba a un mar Rojo espeso como la sangre.
Caín volteó a ver como los espantapájaros se acercaban, y con gran temor, se puso a suplicar
Caín: ¡Yo-yoru, porfavor! -gritó con un tono lastimero mirando a la Luna que tenía la forma del ojos de Yoru- ¡Sabes que les tengo terror a esos espantapájaros! ¡Cualquier cosa menos ellos, te lo ruego!
"¿Cualquier cosa?~" -dijo su voz, casi una risa- "¿Aceptaras cualquier cosa?"
Caín: ¡Si! ¡Cualquier cosa, lo juro! -grito viendo como los espantapájaros se acercaban aún más
"Bien" -respondió la voz de Yoru. Los espantapájaros se detuvieron justo en el límite del campo de maíz. "De todas formas, éstos chicos nunca se acercaron tanto a la playa como tú"
Caín: ¿eh...?
Con preocupación, Caín miraba a los espantapájaros frente a él, pensando en porqué no se acercaron a la playa. Pero cuando estaba pensando; unos enormemente largos tentáculos verdes salieron del mar, atraparon a Caín por la cintura y lo arrastraron al Fondo de las profundidades del mar de Sangre.
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La ultima sombra de estos tiempos
FantasyEn un mundo donde abundan la magia elemental; como el viento y las plantas para uso diario, la tierra para usos agrícolas, el fuego para los Caballeros, el rayo para la élite, el agua para los nobles, y la Sombra y la Luz para muy pocos; un chico qu...