El reptil y el bebé
Un grupo de hombres, caballeros de Su Majestad el grandioso rey Eurist; perseguía a 3 seres, una familia, a través de la espesura del bosque.
???: ¡¡No los dejen escapar!!
¿¿: ¡¡Culminaremos ésta sagrada cacería en el nombre de Eurist-sama!!
!!: ¡¡Muerte a los monstruos!!
¡¡: ¡¡Qué sufran los hombres-bestia!!
Eran cosas así lo que decían estos caballeros mientras perseguían a una familia de la raza de los hombres-bestia. Padre, madre e hija; su apariencia podría asemejarse a la de personas con escamas por todo su cuerpo, cabeza de serpiente y unos penetrantes ojos de reptil. La mujer cargaba en sus brazos a la niña de no más de 6 años de edad, mientras corría de manera desesperada acompañada por su esposo.
La familia corría desesperada, mientras el Hombre serpiente les disparaba con algunas flechas de un arco grande, pero los caballeros desviaban aquellas flechas con sus escudos y se acercaban cada vez más a la pobre familia.
De un momento a otro, la mujer se tropezó con algunas raíces que sobresalían del suelo, y al caer sin querer lanzó a la niña la cual se raspó la rodilla.
--: ¡Ay! -gimió la niña con lágrimas en sus ojos
**: ¡¡Medu!! -gritó el Hombre deteniendose al ver a su mujer en el suelo, mientras suelta su arco y flechas para levantar a la niña del suelo
Medu: ¡Corre! ¡Llevate a Za y no voltees, Ofión!
Ofión: ¡¡Medu, no!!
Za: ¡¡Mami!! -gritó la niña llorando por su madre
Los caballeros se acercaban más y más a la familia
Medu: ¡¡No discutas y lárgate!! ¡¡Quiero que mi hija pueda crecer y tener una vida normal!!
Ofión miró a su esposa, sabiendo que sería la última vez en la vida que la vería.
Ofión: te... te amo, Medu... lo lamento -dijo con lágrimas en los ojos comenzando a correr con la niña en los brazos.
Medu no tuvo oportunidad de responder, pues ante los ojos horrorizados de la pequeña 2 caballeros cayeron sobre ella y le clavaron sus espadas en su espalda.
Za: ¡¡Mamá!! ¡¡Mamita!! ¡¡No me dejes!! - lloró la pobre extendiendo su bracito hacia la mujer en el suelo
Los gritos de dolor de la mujer y el llanto desesperado de la niña resonaban en los oídos de Ofión, quien corría y corría desesperado a través del bosque. Milagrosamente, Ofión y la pequeña Za pudieron escapar de aquellos hombres, y ahora estaban ocultos en alguna parte del bosque.
Los días pasaban, pero se veían completamente tristes y grises. La niña lloraba, abrazando fuertemente a su papá. Ofión acariciaba la cabeza de la pequeña, tratando de ahogar sus propias lágrimas; tal vez recordando con odio a los hombres, tal vez pensando en que le daría de comer a su pequeña el día de hoy, tal vez recordando los gritos de horror y dolor de su esposa... realmente era imposible saber lo que pasaba por su cansada mente.
Sólo había algo que sabía, aquellos hombres ya no los estaban siguiendo, y ahora podría escapar junto a su hija. No podían dejar de avanzar, pues mientras más lejos estén de los hombres mejor. Los días pasaban, y la pequeña Za sabía que su padre extrañaba mucho a su madre.
Al verlo tan deprimido, tan triste, se le ocurrió que debería hacer algo para animarlo. Así que esperó a que se durmiera, y salió de su escondite. Ofión se despertó rato después alarmado al notar la falta de su hija a su lado.
Salió a buscarla corriendo entre los árboles, y la vio en un prado frente al río.
Za: éstas flores seguro que le encantarán a Papito -decía levantando unas flores del suelo, con una pequeña sonrisa en su rostro- ¡Se pondrá muy feliz!
Ofión suspiró relajandose un poco al ver a su hija, pero cuando dió un paso al frente para acercarse a ella, vio como una flecha atravesaba la cabeza de la pequeña de punta a punta.
Za: ¿Pa...pi...? - fué lo último que dijo la niña cayendo al suelo, muerta.
Ofión ahogó un grito tapándose la boca, con los ojos llorosos viendo como los caballeros que creía que se habían ido acercarse al cadáver de su hija.
??: mierda, sólo es la niña. ¿Dónde demonios se metió el padre?
¿¿: ¿Y yo qué sé? - dijo sacando la flecha de la cabeza de la niña - ¿la habrá abandonado?
!!: Tal vez. Le diremos a Pers-san que sólo eran una madre y su hija y ya. Si no, seguro que nos manda sus rayos
¡¡: ¡Ni que lo digas!
El grupo de hombres se fué llevándose el cadáver dd la niña, mientras Ofión se acercaba al lugar donde su hija cayó.
Contempló la Mancha de sangre que quedó en el lugar, y se dedicó a llorar de manera desesperada. 4 días y 4 noches pasó Ofión ahí, sin siquiera moverse a buscar algo para comer.
Al quinto día, vio algo extraño a su lado. En el río a su lado, una pequeña bebé aparentemente humana flotaba riendo alegremente. La niña era pelirroja, de de uno o dos años de edad. Ofión la miró de reojo, estaba a punto de dejarla pasar. Pero, por alguna razón, se levantó y tomó a la niña en sus manos escamosas.
Ofión la miró de cerca, y la niña se rió. El hombre serpiente volteó a ver a un lado y a otro buscando a los padres de la criatura. Nada. Nadie en ningún lado.
Ofión: bueno... ¿ahora que hago yo contigo?
La bebé se rió un poco y estiró sus manos hacia él repitiendo "dada!" En un intento de decir "papá. En la pequeña, Ofión vio reflejada a su propia hija, y un sentimiento de desolación lo inundó completamente.
Unos 3 o 4 años después, una Niña peliroja caminaba desnuda en aquel claro
Ofión:¡Eurínome! ¿Qué te he dicho sobre usar ropa?
Eurínome: ¿ehh? Es que me siento más cómoda sin ropa -dijo la pequeña quejándose - además, estamos solos en éste bosque. Y si es Ofión quien me mira, no me molesta para nada -dijo acostandose a descansar
Ofión: ¡Ja! Ya veremos si dices lo mismo cuando cumplas 20 añosssss, enana - dijo riéndose y acostandose a su lado.
Éste extraño par tuvo una vida tranquila, los dos solos y ocultos en una parte del bosque. Todo era perfecto, hasta que 20 años después un pelirrojo de 3 metros de altura y su grupo pasaron por ahí para cortar camino.
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La ultima sombra de estos tiempos
FantasyEn un mundo donde abundan la magia elemental; como el viento y las plantas para uso diario, la tierra para usos agrícolas, el fuego para los Caballeros, el rayo para la élite, el agua para los nobles, y la Sombra y la Luz para muy pocos; un chico qu...