Capítulo I: Hola, soy Lucas

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...Lucas B...

Vamos Lucas, concéntrate, yo sé que tú puedes.

Que va, llevo horas con esta tarea de matemáticas y aún no acabo, reprobaré el año.

-halle la intensidad de la superficie a 25m-leí con tremenda cara de confusión-

Tiene que ser broma *pensé*

¿Qué estaba haciendo cuando explicaron esto?

No importa, seguro Adrián me presta la tarea mañana, solo espero que la haga.

Recogí los cuadernos y salí a comprar algo de comer, la verdad muero de hambre  y así uno no puede concentrarse, abrí la puerta de casa y lo primero que vi fue a mi vecina de enfrente Alexa Hall, es todo lo que sé de ella, jamás hemos cruzado una sola palabra aunque si me gustaría hablarle.

La observo entrar a su casa y simplemente desaparecer, ella vive tan hacia dentro, es como si no existiera nada más en su mundo, por ende no sabe que su vecino de enfrente se llama Lucas. A veces pienso en acercarme y decirle "Hola, soy Lucas" pero luego me retracto y sigo mi camino, es decir, ella nunca habla con nadie, no le conozco amigos, no creo haber visto a su familia jamás, ¿por qué ella quisiera hablar conmigo?. Además, a veces la veo llegar en la madrugada y para aclarar no la espío, simplemente ella no es nada discreta y cuando suele llegar tarde me despierta, el punto es que ¿por qué una chica de 17 años anda sola hasta tarde?, he llegado a pensar que tal vez tiene novio pero luego lo pienso de nuevo y no creo que sea eso, no es de ese tipo de chicas, pero yo que sé, no la conozco en lo absoluto.

Caminé hasta la tienda, compré un refresco y unas galletas.

Cuando llegué a casa subí por las escaleras para volver a encerrarme en mi habitación hasta que mi mamá me llamó desde alguna parte de la casa.

-¿Lucas?

-mande mamá-respondí parada a mitad de los escalones-

-¿terminaste la tarea?-preguntó-

-si, mamá-respondí, rasgando el paquete de galletas-

-no quiero reportes este año, jovencito-me advirtió-es tu último año antes de ir a la universidad

-claro mamá-negué con la cabeza-cero reportes

Subí a mi habitación y conecté mi consola, ya sé que parezco un irresponsable pero no lo soy, bueno creo que no, pero no entendí matemáticas y no me agrada la materia; y lo de los reportes es porque suelo meterme en pequeños problemas de vez en cuando, nunca nada grave pero a mamá le saca de lugar que la llamen del colegio a decirle "Señora Harris, Lucas se ha saltado otra vez el muro de la escuela" ¡Pero a mi defensa! solo quería recuperar mi balón, la culpa fue de Alexa, bueno no fue de ella, quizás de una forma indirecta sí pero, ese día cuando salté el muro la vi (había faltado a clases), estaba cruzando la calle y juraría que vi alguna lágrima rodar por su mejilla, iba a seguirla pero la inspectora me pilló.

-¡Lucas!-escuché a mi hermanito-

-¿qué pasa enano?-le pregunté-

-no encuentro mis crayones-me dijo con tono tristón y haciendo un pronunciado y adorable puchero-

Los encantos de ser pequeños.

Tomé mi cartuchera y le di unos que tenía guardados para estas emergencias, Daniel siempre suele perder todo, aunque solo tiene 6 años así que supongo es normal.

-no los pierdas-le advertí sin ser muy duro-

-esta bien-sonrió y se fue a cuarto-

Me la pasé jugando como dos horas en la consola, rompí mi record anterior, ahora sí aplastaré a Adrián cuando juguemos. Vi mis cuadernos tirados en el escritorio y decidí volver a intentar hacer la tarea, me senté y tomé el lápiz con toda mi disposición -o la poca que tenía-

-dale Lucas-me animé-un ejercicio y la habrás hecho

-¡Lucas!-escuché la voz de Daniel-

Salvado por la campaba, que va, no, debo ser buen hermano, primero Daniel luego la tarea.

Fui hasta la habitación de mi hermanito y lo encontré dibujando en el piso.

-¿qué pasa?-lo miré-

-perdí el verde-me dijo mirando debajo de la cama-

-no importa-me senté con él-dibujemos juntos

Y así, perdí la tarde ese día domingo.

Al llegar el anochecer simplemente me fui a dormir y tratar de olvidar que mañana era lunes, solo dormir sin preocupaciones pero como es casi costumbre un ruido me levantó en la madrugada. Bendito sueño liviano.

-¿qué hora es?-me froté los ojos-

Vi el reloj de la mesita de noche.

 03: 40 a.m. 

Me asomé a la ventana y allí estaba ella, vestida con una capucha negra y su maleta en la espalda, saltando su ventana para irse quién sabe dónde. Me pregunto que le pasará a Alexa por la cabeza, muchas veces la pillo con la mirada en algún punto del salón y sé que piensa en algo pero no puedo imaginar qué, aunque sin duda estoy seguro de que no piensa en porque no voy y le digo "Hola, soy Lucas"

La chica de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora