Capítulo LXX: Casa del árbol

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...Lucas...

Sentí de un momento a otro que mi cama se movía, ya me suponía que era así que agarré la colcha y me tapé hasta la cabeza. La cama se seguía moviendo y eso me estaba cansando, ¡sólo quiero dormir! es sábado, los sábados se duerme hasta tarde, eso debería ser ley.

-¡despierta!-me gritaba mientras seguía saltando-¡despierta!

Gruñí y me moví haciendo que Daniel se cayera.

-¡despierta!-se me sentó encima y me quitó la colcha-apúrate, Lucas

-¿para qué?-pregunté molesto-

-mamá dijo que iremos al parque-me dijo con una sonrisa-

Rodé los ojos y volví a dormir.

-¡Lucas!-se quejó y se sentó en mi estómago-

-¿crees que no pesas?-le dije-

-no-respondió-

-estás gordito, Daniel-hice una mueca-

Él abrió sus ojitos y seguido frunció el ceño.

-¡no es cierto! ¡no es cierto!-se quejó-no estoy gordito, tú estás gordito

-como no-bufé-yo estoy muy bien

-¿qué hacen, niños?

Giré a ver y mamá estaba apoyada en el umbral de la puerta.

-Lucas me dijo que estoy gordito-le reclamó Daniel a mamá-

-no lo estás, Dani-ella sonrió-no escuches a Lucas

-no escuches a Lucas-susurré-

-hijo-levantó una ceja-

-¿qué?-le dije-¡es cierto! todo es Daniel, Daniel el bebé, Daniel el pequeño, Daniel, Daniel, Daniel

Mamá rió y negó con la cabeza.

-nunca se te van a quitar los celos por lo que veo ¿cierto?-nos miró divertida-

-no-respondí irónico-

-pero bien que quieres a tu hermano-sonrió dulcemente-bajen a desayunar ya, Lucas y Daniel el bebé-rió un poco-

-ok-bufé y seguido sonreí-

Me bajé de la cama y tomé a Daniel de las piernas para hacerlo quedar de cabeza, suspendido en el aire. Es divertido.

-¡suéltame! ¡suéltame!-empezó a gritar y moverse como loco-

-no-reí-yo te bajo

Lo tomé bien e hice que se subiera a mi espalda para bajar a desayunar. Obvio eso no será de a gratis, quiero una parte de su desayuno.

A decir verdad eso de los celos por mi hermanito es bastante absurdo porque yo soy quien más lo consciente pero es divertido hacerle esas escenas a mamá. La única que vez que recuerdo que me enojé con Daniel fue cuando él tenía un año y arrojó mi billetera al césped, esta cayó a un charco de agua y todo mi dinero con ella. Mis ahorros de todo un mes. No me di cuenta de lo de mi billetera hasta unas horas después, ya no pude hacer nada. Recuerdo que dejé de jugar con él, de cargarlo, de darle de comer, dejé que mamá de ocupara del enano en su totalidad, fue absurdo ya que Daniel a duras penas formaba oraciones para ese entonces pero yo también era bastante inmaduro.

Cuando estuvimos en la cocina bajé a Daniel y nos sentamos a desayunar.

-¿qué hiciste, mamá?-le pregunté-

-waffles con miel-nos dijo-jugo de naranja y frutas

-¡sii!-Daniel tomó su cuchara-

-por eso estas gordito-me burlé-

La chica de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora