Extra: Suprise, surprise

670 65 19
                                    

Alexa Hall

Con la emoción a flote y una tonta sonrisa que no podía borrar nos encaminamos a Francis, nuestros dedos entrelazados se balanceaban en un jugueteo un tanto infantil, su risa era lo único que podía escuchar entre las suaves promesas de un futuro feliz junto a nuestro futuro bebé. Lucas estaba desbordando de alegría y no hacía otra cosa que contagiarme de ella, haciendo tantas preguntas camino al restaurant e ideando planes sobre la habitación del bebé, la ropa, sus juguetes...apenas se enteró hace quince minutos, no quiero ni imaginarlo a medida que avance el embarazo.

-¿No crees que estás exagerando un poco?-le pregunté amablemente no queriendo apagar su emoción-

-claro que no, nuestro bebé merece lo mejor-me aseguró con una sonrisa-

-entiendo eso, cariño-le aseguré-pero aún es pronto para comprar ropita, quizás lo del cuarto de mantenga ocupado unos meses

-entiendo, entiendo-asintió-ya quiero decirle a los demás

-los demás se dieron cuenta hace tiempo-reí sin poder evitarlo-Brianna fue la primera

-¡déjame ilusionarme!-se quejó-quiero anunciarlo formalmente

Me encogí de hombros decidida a seguirle la corriente. 

Llegamos a Francis un par de minutos después, era un local de comida rápida con un ambiente muy divertido, las paredes eran de colores pasteles, había áreas de juegos para niños, las mesas y sillas tenían raras formas abstractas, su selección musical siempre era moderna y fresca, y por alguna razón siempre te daban algún juguete con tus compras (sin importar tu edad, sólo debías pedirlo). No era mi local de comida favorito, pero Max y Daniel lo adoraban. 

-¿sabes? Creí que iríamos a un lugar más...elegante-concluyó después de pensar la palabra-Brianna es muy meticulosa con las reuniones que planea

-ya, pero Max se encaprichó con querer venir a Francis-comenté-y seguramente se topó con Daniel en la cafetería y juntos fueron a convencerla

-¿Daniel?-frunció el ceño-¿Y qué hacía el cabeza de algodón en tu trabajo?

-ah, eso...-hice una mueca-quería ayuda con una tarea y pasó a darme tu mensaje, nada importante

Dejamos el tema una vez en el local, tratamos de buscar a los demás lo cual era algo complicado considerando que las mesas estaban llenas, no fue hasta que Lucas llamó a Brianna por teléfono que subimos a la segunda planta donde la castaña había reservado un espacio especialmente para nosotros. 

-lamentamos la tardanza-se disculpó mi esposo-

-no es novedad que lleguen tarde a todo-James le quitó importancia-

Lucas y yo nos sentamos, él junto a James y yo junto a Max, Brianna estaba a lado de su novio y el asiento de Daniel aún se encontraba vacío.

-este niño va a acabar con mi paciencia uno de estos días-dijo Lucas mirando el asiento de su hermano-

-¿de qué te quejas?-me burlé-lo has consentido toda la vida

-dejadlo en paz-le defendió Max-debe estar con su novia. Es un adolescente a fin de cuentas

-¿por qué lo defienden tanto?-Lucas bufó-

-él y Max hicieron un berrinche para comer aquí, son de lo peor-Brianna se cruzó de brazos-

-¡Llegué! ¡Llegué!

La voz del pelinegro se escuchó desde las escaleras, casi corriendo llegó a nuestra mesa, cabe decir que se tropezó antes de sentarse.

La chica de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora