La chica de cristal

Capítulo LXXXIII: Familia

...Alexa...

Llegué al fin a la entrada del bosque, aceleré más la motocicleta e iba evadiendo ramas y árboles, me urgía llegar, necesitaba saber que estaba pasando con exactitud; me golpeé un buen pues las rocas y la velocidad no son un par adecuado, una rama se estrelló en mi cara pero lo ignoré por el momento.

Divisé la cabaña, poco después, ni bien llegar medio estacioné la moto y bajé, cuando iba a tocar para que me abrieran escuché como algo caía fuertemente al suelo, giré y era la motocicleta. Genial.

Negué con la cabeza y toqué la puerta.

Escuché unos pasos aproximarse y mi desesperación aumentaba así que di un respiro e intenté calmarme, no debía demostrar todo lo que estaba sintiendo, necesitamos seguridad en todo el equipo en este momento.

La puerta se abrió dejándome ver una cabellera rojiza y unos ojos azules.

-James...-solté a modo de saludo-

-vamos-me dijo-estamos en una "reunión"

-ok...

Caminamos hasta la sala en donde se encontraban todos reunidos, había una pizarra con unos dibujos en el centro, Max y Brianna estaban sentados en el suelo, Sebastián estaba en un sofá tomándose una malteada, Nicholas estaba parado detrás de todos observando con atención la pizarra, Freddy se encontraba sentando en una silla y Erick....¿Erick?

-¿qué hace Erick aquí?-le pregunté enseguida a James-

-tranquila-notó mi nerviosismo-todo está bien, nos está ayudando

-¿seguro?-arqueé una ceja-en este momento no podemos confiar en cualquiera ¿qué si le avisa a Ian o Kyle?

-él no confía en Kyle-me dijo-y está preocupado por Ian, creo que Erick nos está siendo sincero

-esperemos que sí-murmuré no del todo segura-

James se dirigió al frente, al parecer él estaba usando la pizarra así que yo me paré al lado de Nicholas.

-¿cómo ves todo?-lo miré de reojo-

-peligroso-respondió simple-

-¿y cómo está el equipo?-mordí mi labio inferior-

-Brianna y Max están bastantes tranquilos por ahora-me dijo él-James está algo impaciente, Sebastián está ansioso, ha pasado tomando malteadas toda la mañana. Yo estoy bien

-sigo sin entender esa obsesión por las malteadas-negué con la cabeza-

-es de la infancia-me explicó Nicholas-sus padres nunca se hicieron cargo de Sebas, lo dejaron abandonado en casa de una tía, eran unos adolescentes tontos. Su tía tenía un puesto en el centro donde vendía helados y malteadas

-que duro-fruncí mis labios-lo de sus padres

-siempre me dijo que estaba bien así-él inclinó la cabeza-Sebas era muy reservado y todo eso, al mínimo problema robaba una malteada de la tienda y se desahogaba. Engordó un poco-Nicholas sonrió burlón-sus compañeros lo molestaban y era peor. Una vez que su tía murió por una extraña enfermedad, Sebastián bueno...es lo que es ahora

-es impresionante la manera en que todos llegamos aquí-comenté-todos tuvimos una infancia dura y...escogimos mal

-en efecto-Nicholas asintió-pero lo único que podemos hacer es tratar de remediarlo

-¿tú cómo llegaste aquí?-pregunté curiosa-

-no tengo historia-rió-simplemente era un chico bastante idiota e inmaduro, me fugué de casa, robé algún tiempo, Scott y su organización me vio "potencial" y me sacaron del reformatorio