Capítulo XCVIII: Un nuevo comienzo

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...Alexa...

Desperté muy temprano por la mañana, aun me faltaban algunas cosas por guardar, en pijama y bastante despeinada corrí por las escaleras para ir a preparar algo de comer. No me quedaba mucho antes de que James apareciera en la puerta.

Cereal y leche, como de costumbre fue mi desayuno. Debería estar harta de ello pero parece gustarme mucho.

Lo acabé en menos de 10 minutos y regresé a la sala.

Había cajas por todos lados, maletas y varios espacios en blanco; había empacado las cosas que creía necesarias y aquellas que nunca dejaba, había vendido las que podría recuperar luego como el juego de comedor y sofás. Tomé una caja llena de libros y la acomodé en la entrada con el resto, según yo aún tengo algunos libros arriba. Subí corriendo y en mi estante casi vacío había cinco libros que no había guardado.

-Biología..-hice una mueca de desagrado-bah, pero no puedo tirarlo

Terminé de revisar los otros libros, guardé todos en la caja, tres eran del colegio que sabía que necesitaría, los otros dos son libros que alguna vez leí y me gustaron, uno de ellos era Memorias de un amigo imaginario. La verdad el final no me gustó tanto, dolió un poco.

Volví a la habitación y le di un último vistazo a mi armario, toda mi ropa ya estaba en las maletas pero todavía había unas cajas allí metidas.

-veamos..-murmuré-

Abrí una y eran zapatos.

La segunda eran recortes de periódicos y revistas.

-debo tirar esto-me dije y separé esa caja-ya no me sirven. No quiero saber nada más de Scott o su organización

Iba a revisar la tercera caja y al abrirla me sorprendí al ver su contenido.

-vaya..-suspiré-había olvidado esto

Revisé la chamara que allí se encontraba, en uno de los bolsillos sentí algo. Lo primero me hizo reír y volví a guardarlo, lo segundo era un papel con algo escrito.

Lo leí y sonreí un poco.

-ya me encargaré de esto un día-susurré-

Me llevé esa caja y la de los zapatos abajo.

Sacudí mis manos y observé todo a mí alrededor. Suponía ya tenía todo listo así que subí una vez más para ducharme y cambiarme. Una vez fuera de la ducha me puse una camiseta a cuadros con las mangas a la mitad y unos shorts jeans. Cepillé mi cabello y tomé la mochila que llevaría conmigo, guardé mi billetera, cepillo y busqué el celular que como de costumbre se había perdido.

Después de un rato lo hallé caído al lado de la cama y al revisarlo tenía un mensaje no leído.

Lucas

Mañana te irás, Alexa y como buenos conocidos que una vez fuimos quería decirte adiós una última vez.

También quería decirte que realmente espero que te vaya bien, que seas feliz.

Y...no podía faltar nuestra frase especial.

Creo que es la última vez que te lo podré decir:

Buenas madrugas, Alexa.

Recibido 03:15 a.m

Una tonta sonrisa se formó en mi rostro, no me creo que se haya despertado en la madrugada a escribir esto.

Decidí contestar a su mensaje.

Alexa

Te agradezco mucho, Lucas

La chica de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora