Capítulo LXXXII: El beso (Lucas)

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...Lucas...

Llevábamos una hora encerrados en la habitación de Daniel, esta vez se ha esmerado con sus dibujos, no me quiere dejar ir hasta que terminemos, lo que no entiendo es ¿qué quiere hacer este enano?

-¿me explicas de nuevo?-le pregunté-

-¿qué cosa?-me miró-

-¿por qué hacemos tantos dibujos?-señalé las hojas-

Pero como siempre, Daniel estaba tan metido en su mundo de algodón y azúcar que ni siquiera me escuchó.

Estaba recostado en la alfombra azul de su habitación, con una mano en su mejilla y la otra agarrando un crayón rojo, pintando con esmero en una de las tantas hojas de dibujo; sus ojitos estaban entrecerrados y su lengua un poco hacia afuera. Ese es el pequeño Daniel concentrado en algo.

-tierra llamando a Daniel-le dije-tierra llamando a Daniel

Y nada.

-¡Daniel Paul!-aplaudí cerca de su oreja-

Dio un saltito y sus ojos se abrieron de golpe.

-mande..-me miró-

Negué con la cabeza y despeiné su cabello.

-¿por qué hacemos tantos dibujos?-le volví a preguntar-

-para el cumpleaños de Jine-me sonrió y sus hoyuelos aparecieron-

-¿cómo así?-hice una mueca-

-la señora Delaney me dijo que yo podía ayudar con la fiesta de Jine-me contó mientras seguía dibujando-así que haré dibujitos para pegar en las paredes. ¡Será lindo!

-ok, ok-le dije-entendí

Seguí ayudándolo con unos otros dibujos hasta que él me habló.

-Lucas...-jaló mi camiseta-

-dime-lo miré-

-quiero más crayones-pidió-

-¿por?-arqueé una ceja-

Entonces Dani levantó la alfombra revelando una serie de crayones rotos, todos partidos a la mitad. Sonrió un poco y se encogió de hombros.

-¿Cuándo los dañaste?-dije sorprendido-

-no sé-negó con la cabeza-sólo se rompieron

-ok-suspiré-iré a mi habitación por mi crayones viejos

-está bien-sonrió-

-eso sí-le advertí-tengo esos crayones guardados desde el jardín de niños, no puedes romperlos ni nada de eso ¿entendido?

-está bien-volvió a repetir-

Rodé los ojos y me levanté para ir a mi habitación.

Abrí la puerta y me dirigí directamente a mi escritorio en donde guardaba con mucho cuidado mis crayones. Fueron un regalo de la abuela, por eso eran especiales aunque ahora ya están muy desgastados siempre traté de usarlos lo menos posible.

-¿toc? ¿toc?

De repente escuché un ruido, una voz en la puerta de mi habitación y me asusté un poco, estaba tan concentrado buscando los crayones y pensando en lo bien que me la pasaba jugando con ellos a la edad de Daniel que cuando escuché aquella voz los dejé caer al piso.

Volteé a ver y me topé con la persona que menos esperaría.

-¿Alexa?-entrecerré los ojos y me le acerqué-¿qué haces aquí? ¿cómo entraste?

-tú mamá me abrió-ella señaló las escaleras-necesitaba decirte algo

-oohh..-sacudí mi cabello-dime

-no podemos tener esa cita hoy-sonrió de lado-me ha surgido un inconveniente y debo ir

-¿por eso la mochila?-incliné la cabeza-

Es la misma mochila que se lleva todas las madrugadas, como que es su favorita.

-Sí-me dijo-es...importante, mucho. Tal vez otro día

-no te preocupes-le aseguro y regresé a recoger los crayones-entiendo, igual dudo que Daniel me deje ir-reí-me tiene dibujando con él

-ya veo-ella también rió-

Bueno, ya que. Ahora tengo mi misión de pintor profesional.

Me paré y volví a quedar frente a ella.

-nos vemos después entonces-le dije-

Ella suspiró y por alguna razón le sentí un semblante diferente.

-puedo pedirte una cosa-me preguntó-

-¿qué es?-levanté una ceja-

-hay muchas cosas que no sabes de mi-soltó esas palabras-cosas horribles que he hecho. Tú tienes derecho a saberlas pues has estado cuando lo he necesitado, esto de las palabras bonitas no es fácil, solo quiero pedirte que hasta que no sepas algo de mí, no salgas de casa

-¿Qué?

A partir de esas palabras dejé de escucharla realmente porque mi cerebro empezó a trabajar como loco, respondía a sus preguntas o a lo que estuviera diciendo pero no estaba consciente. ¿A qué cosas tan horribles se refería? ¿Qué de malo puede hacer una chica de 17 años?

Entonces muchas cosas se me pasaron por la cabeza, su actitud, su forma de decir las cosas, sus escapadas en la madrugada, sus <sabes demasiado>. Alexa...¿estará metida en algún lío?

Pronto mi cerebro quedó en blanco, sólo veía los ojos de Alexa demasiado cerca, la sentía aproximarse cada vez más, estaba invadiendo mi espacio personal, su mano llegó a mi pecho y con un leve tirón de mi camisa, sus labios se estrellaron sobre los míos de forma suave.

¿Qué rayos estaba pasando aquí?

-¿por qué?-fue la única cosa coherente que pude procesar-

-porque me gustas-me dijo-ahora de..debo irme

-Alexa-la llamé confundido aun-sea lo que sea en lo que estés metida, ve con cuidado

-lo haré...

Ella salió de la habitación y yo me quedé allí, confundido y algo asustado.

¿Qué podía hacer?

No entendía nada. Simplemente fruncí el ceño y negué con la cabeza.

Debo esperar a verla de nuevo y que me expliqué.

Suspiré y me decidí a volver con Daniel.

Ha sido lo más extraño que me ha pasado con ella desde que la conozco.

La chica de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora