A la mañana siguiente agradecí el haber despertado primero. Pues, a pesar de escuchar tranquilamente mi explicación sobre un nudo, todavía había probabilidad de que me culpara. Dado que en aquel momento su celo acababa de desaparecer y su mente aún me veía como su amado alfa y no como el alfa que lo secuestro. Con calma, entre al baño y me introduje en la lluvia fría que caía sobre mi cuerpo.
–¡Agh!
Escuché gritar. Al notar que era Étienne salí del baño agarrando la toalla con rapidez. A un costado de la cama, lo vi, luchando por levantarse. Suspiré aliviado al notar que no era nada grave, pues, escuchar su suave voz gritar me alteró. Me acerqué y lo levanté para recostarlo nuevamente en la cama. Para mi sorpresa no hubo golpes ni gritos. Solo un silencio abrumador.
–¿No me vas a culpar por lo de ayer?
Pregunté. Estoy empezando a pensar que Elaine me paso su masoquismo. Ahora que lo pienso, el masoquismo no es como un virus o resfriado... ¿Se contagiará?
–No, fui yo el que se abalanzó sobre ti– habló – Si te culpara me estaría haciendo la víctima cuando tú no eres el único culpable y eso se llama victimismo– tantas palabras raras me hicieron sentir raro– Fue lo último que estudie en la universidad.
Añadió al ver mi rostro extrañado. Con una sonrisa acaricié su rostro. Aunque en el acto note, que esa no eran sus únicas razones.
–¿Algo más?
Pregunté. Era obvio que me quería decir algo más, pero no se atrevía. ¿Qué cosa tan terrible habrá hecho que no se atreve a contarme?
–Bueno... hay otra razón– soltó como era de suponerse – me prometiste que si te daba un hijo me permitirían hablar con mi familia.
Añadió. Ante esto no pude evitar sonreír, pero, no por alegría, más bien por decepción. Estaba empezando a creer que me amaba y ahora salía con esta mierda. Todo esta paz solo es por su maldita familia. ¿Tan malo en vivir conmigo?
–Y en cuanto cumpla un año y la denuncia sea retirada iremos a visitarlos.
Añadí acariciando mi frente con frustración. ¿Por qué es tan difícil? Me estaba empezando a desesperar, mi paciencia está llegando a su límite. Durante todas estas semanas me he contenido o he tratado con todas mis fuerzas de no tocarlo de ninguna forma desagradable para él. ¿Entonces porque demonios él no puede intentar amarme? ¿Por qué parece que soy el único que se esfuerza por esta relación? Sin notarlo mis puños se contrajeron desgarrando mi piel en el acto. Mis venas poco a poco se empezaron a notar y mi mente se nubló. Ya no podía pensar en nada más. Solo quería agarrar su cuello y apretarlo. No me importa si me odia después, siempre he tenido lo que quiero y esta vez no sería diferente.
–Aleksander – llamo con suavidad –Alek –dijo acariciando mi rostro –¿Estás bien?
Preguntó sin alejar su mano. En ese momento mis ojos se convirtieron en dos ríos. Era la primera vez que lloraba frente a alguien que no fuera mi madre y, para mi sorpresa, no se sentía mal. Quizás es porque estoy llorando en los brazos de mi omega o quizás porque estoy liberando todo el estrés que guarde durante todos estos años. Con delicadeza lo abracé y me recosté sobre su pecho. Al mirar hacia la puerta vi esa hermosa figura femenina. Esa hermosa mujer de cabellos blanco y ojos verdes. Esa hermosa omega que me dio a luz, mi dulce madre.
–Nunca te vayas de mi lado.
Rogué entre lágrimas. Aunque ya no sabía si era para mi omega o para mi madre. ¿Acaso me estaba volviendo loco?
–Tranquilo, no me iré. Me quedare aquí contigo.
Respondió el pelinegro limpiando mis lágrimas con sus suaves manos.
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Peligro Ruso
Romance¿Que hacer si te enamoras de un omega en un país extranjero? Para Aleksander Garryovich Lermontov, la respuesta era más que clara. Pero... ¿es la respuesta correcta. +18 Publicada: lunes, 12 de febrero de 2024 •Esta historia contiene partes que much...
