Добро пожаловать, Адриан

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Agarre su mano con firmeza. Desde que tenía dieciocho se empezó a hacer cargo del negocio familiar. Ese negocio que consiste en el trato de personas, más respectivamente omegas. Estas fiestas solo era una excusa para secuestrar a los acompañantes de los alfas ricos.

–¿Quién es ese pequeñín que se esconde detrás de ti?

Al parecer Étienne también había notado sus malas vibras y había optado por cubrirse con mi cuerpo. 

–Es mi prometido.

Respondí con firmeza.

–Tú, Aleksander Garryovich Lermontov ¿te vas a casar? No puedo creerlo.

Aseguró.

–Pues créelo. Él es Étienne Duval, es un chico que conocí en Francia.

Expliqué.

–Ya veo, Bonjour.

Saludo utilizando su horrible francés. Su familia trataba más con gente América, así que sus idiomas dominantes eran el inglés, español y portugués.

–Bonne nuit.

Lo corrigió. El alfa simplemente le sonrió con una dulzura inexplicable. Eso significaba que ya había puesto sus ojos en mi omega. En cuanto unos cuantos hombres se acercaron a él, me aleje junto a Étienne. Busque a Lev y Aaliyah y los saques del lugar. Al estar acostumbrados a estar en situaciones de peligro subieron al auto sin rechistar. Allí, en cuanto arranco, les explique todo, obviamente en francés. Necesitaba que él mismo se protegiera y en cuanto viera o sintiera alguna mirada sospechosa se alejara del lugar. Lo menos que quería es que le hicieran daño.

Al llegar a casa bajé agarrando su mano. Ya adentro ordené que crearan las puertas y verificarán las habitaciones del personal. Si había puesto los ojos en él, ya debería haberle escrito a sus espías. Sabía que estaba dentro de mi propia casa, pero, no podía eliminarlos sin pruebas y menos sabiendo que los cementerios estaban a punto de explotar. Al asegurarme de que Étienne estuviera descansando, camine hacia la habitación de mi padre.

–Los Petrov están detrás de mi omega.

Hable.

–¿Cómo es posible? ¿Quién se atrevería a tocar a mi yerno?

Dijo con enojo. Aún me sorprendía que se hubiera encariñado con él en tan poco tiempo. Siquiera con su actual esposa es así de cariñoso. Sin duda ese par de cielos tienen un poder que puede embrujar hasta al más firme.

–Tranquilo padre, ya me estoy cargando de eso. Solo vine a avisarte y a preguntarte si ya hablaste con Adelina.

Añadí.

–Sí, está muy emocionada. Mañana a primera hora estará aquí. Tomará sus medidas y le enseñará sus diseños. Después iremos a comprar las decoraciones. Si todo sigue así en un mes ya estarás de luna de miel.

Aseguró. Con uan sonrisa salí de la habitación y me dirigí a la mía. En esta mi pequeño omega descansaba profundamente. Con seguridad le di un tierno beso.

Rin rin...

Sin duda siempre tenía que llegar alguien a arruinar mis momentos románticos con mi omega. Agarre el teléfono con frustración y conteste la llamada.

–Aleksander, mi querido mejor amigo. Será mejor que mandes a alguien buscarme, porque me estoy muriendo de frío.

Hablo.

–¿Adrien? ¿A qué te refieres?

–¿Acaso creíste que sufriría solo en Francia? Claro que no, estoy en el aeropuerto y como alguien no me venga a buscar en media hora me voy a enojar y le voy a decir a la policía donde tienes a Étienne.

Amenazó.

–Okay... Okay. En una hora Caesar ira a buscarte.

Respondi aguantando las ganas de reírme. Tras colgar, llamé a Caesar y le avise. Con un rostro lleno de odio y unas ganas de golpear a mi mejor amigo, partió hacia el aeropuerto. Por fin y con toda la confianza del mundo me recosté en mi cama y me dispuse a descansar con mi omega recostado en el pecho.

Peligro RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora