Мошенничество

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–Señor Lermontov es un placer conocerlo.

Saludo Magdalena estirando su brazo hacia el omega. El mismo correspondió su saludo con una calida sonrisa.

–Presidente, el secretario de justicia lo está esperando.

Informó.

–¿Esta aquí?

Pregunte extrañado.

–No, solicite que la reunión fuera virtual.

Respondió.

–Trae la computadora.

Ordené. La chica me observó con algo de sorpresa, pero, siguió mis órdenes al pie de la letra. Coloco la computadora en la mesa de noche y salió del lugar con una sonrisa. Rápidamente me levante y moví el pequeño asiento, qué descansaba en la esquina de la habitación. La coloque frente a le mesa de noche.

–Caesar que nadie entre.

Ordené.

–Señor, la razón de esta reunión es una solicitud de fondos para las cárceles. Las mismas están perfectamente y no los necesitan. Además de que pronto su hija cumplirse los quince y necesutaran mucho dinero para la fiesta.

Habló indirectamente. Así que ese maldito piensa robar para hacer la fiesta de su hija. Es una pena que le intente robar a un ladrón de primera clase. Con esto en mente, saludé al hombre. El mismo correspondió dando inicio a nuestra reunión.

El tiempo se hizo tortuoso. Mientras que el hombre hablaba cosas sin sentido. ¿Los psicópatas que estan tras las rejas merecen comer carne de la mas alta calidad, mientras que afuera muchis se mueren de hambre? Es la más grande estupidez que he escuchado. Todo lo que hacia era parlotear sobre sus derechos.

–Lamento decir que ese dinero ya tiene un destinatario.

Me excuse. Su rostro inmediatamente cambió a uno lleno de seriedad.

–Entiendo, pero-

–De hecho, escuche que en unos días su hija cumple los 15.

Interrumpí. El alfa simplemente me miró con sorpresa. Sorpresa que transformó en nervios al compás. Su mirada lo decía todo, "Conoce mis planes".

–Sí señor, de hecho me gustaría invitarlo.

Finalmente añadió.

–Me encantaría ir, pero mi omega acaba de dar a luz y pienso esta por lo menos dos meses a su lado.

Murmuré mirando al recién mencionado. Su calida sonrisa se agrando al escuchar que estaría a su lado durante mucho más tiempo que el previsto.

–Felicidades.

Habló.

–En ese caso me gustaría dar por finalizada la reunión. Envíale mis saludos a tu hija.

Me despedí. El alfa correspondió con un asentimiento y sin dudarlo cerré la computadora.

–Deberías enviarle un regalo.

Sugirió con una sonrisa.

–Como digas cariño.

Respondí besando su frete con dulzura.

–Hola.

Saludo Lev entrando a la habitación.

–Hola Lev.

Dije con una sonrisa. Aunque al ver al alfa que se escondía tras su espaldas todo rastro de alegria se desvaneció.

–¿Cómo te has sentido?

Pregunto el omega con alegría.

–Bien.

Respondió el pelinegro.

–Fuimos a ver a Natascha y se ve muy tierna.

Habló Taras que llevaba en brazos a un Aleksey. Este se dedicaba a dormir sobre su pecho. Aunque en cuanto sintio las feromonas de su madre empezo a llorar con fervor. Taras no dudo en entregar al bebé a su madre que lo recibió con una sonrisa.

–Estuvo llorando toda la mañana. Sin duda te extraño mucho.

Informó Lev.

–Mamá...

Murmuró aferrándose al pecho de Étienne.

–¿A mi no me piensas saludar?

Pregunte acercándome al bebé.

–¡Papa!

Exclamó abrazándome. Con alegría lo levante y lleve en brazos.

–Hermano, Pavel no pudo venir, pero me dijo que te dijera que ya habían enviado el regalo a China.

Informó con inocencia.

–¿Qué regalo?

Pregunto el de ojos brillantes.

–Pronto sera el cumpleaños del presidente de China. Por esto le pedí a Pavel que le enviara un regalo de parte de nuestra familia.

Explique. El omega simplemente asintió sin ninguna duda de mis palabras. Aunque el pelirrojo en cambio me miró con claras sospechas de que sería ese regalo.





Peligro RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora