русская любовь

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–Bienvenido.

Saludaron las sirvientas de piel de porcelana y ojos rasgados. Sus sonrisas me llenaron de la calidez que emanaba ese lugar. Aunque esa calidad no era tan acogedora como la del pecho de mi omega. Al que busque con ansías.

–El señor Étienne se encuentra en la habitación de jóvenes amos Alekseý y Natascha.

Informó Alexia. De inmediato subí las escaleras dirigiéndome a la única habitación apta para niños en aquella mansión. Allí el omega leía tranquilamente a los pequeños ya dormidos.

–Ya se durmieron.

Informe. Su mirada se concentró en mi.

–Estaba tan concentrado que no me había dado cuenta.

Saludo con una sonrisa tierna. El omega se levanto para darme un corto beso que no dude en profundizar.

–Ni sabes cuanto te he extrañado.

Murmuré sobre su labios para seguir besándolo. De forma rápida lo levante aferrandome a su trasero. Mis pasos fueron apresurados hacia la habitación de al lado qué abrí de forma apresurada. Al entrar lo lance sobre la cama y desabroche mis botones poco a poco.

–No ha pasado un mes desde que nació Natascha– intento detenerme con apuro – Debemos esperar.

Habló. Ignorando sus ruegos bese su cuello dejando marcas a mi paso. Poco a poco baje a sus pelones y lo absorbi con deseo. De ellos pronto salió leche materna. La cual me dispuse a degustar.

–¡Aleksander!– exclamó alejándome –No hagas eso.

Ordenó. Con una sonrisa caprichosa baje un poco más beanaod su abdomen algo rellenito por el reciente embarazo. Se veía tan perfecto, tan apetecible para mi insasiable ser. Los leves gemidos del omega empezaban de alegria y me otorgaron la inspiración suficiente para desear hacerlo sentir mejor.

Con rapidez arranque su pantalón deseando ver más allá. Sus ojos me seguían como si fuese su peor pesadilla. Con suavidad lo voltee buscando ver su entrada. La misma goteaba con intensidad y palpitaba rogando algo que la pudiera rellenar.

Con movimientos circulares acaricie sus alrededores haciendo que el omega se tensara por el contacto. Tras unos minutos, cuando ya se había acostumbrado, introduje el primer dedos. Con este realice movimientos circulares qué eslxpandrieran su entrada abriéndole el paso al siguiente dedo. Con cada penetrarlo su cuerpo recibía pequeños espasmos qué lo obligaban a apretar su fuerte agarre en la almohada.

–Cuanto extrañaba esta vista.

Hable alineando mi pené con su entrada. Con lentitud me introduje levemente, pero después salí. Así lo repetí tres veces más en las que adormeci al omega para dar un sorprendente y placentero golpe final.

–Aaaah AA-Aaaug.

Gimió al entrar pude sentir los millones de espasmos que su cuerpo estaba recibiendo en ese momento, pero lo más conmovedor fue volver a sentir esas paredes cálidas que me aceptaban sin dudarlo. Con rapidez empecé a embestir dejando salir a flote hermosos gemidos de placer.

–Alek... Aaa~ Ah.

Gemia sin parar haciendo que mi ereccion creciera más y más. Pronto sentí un cosquilleo en mi pene.

–Tengamos un omega, uno pequeño en inocente.

Pesi entre jadeos. Pronto lo levante agarrando su cuello y juntando su cuerpo al mio. Las embestidas continuaron de forma veloz.

–AAAA~ aaa~ ah.

Gimió al sentir mi semen fluir en su interior. Mis dientes se impregnado en su cuello renovando la marca casi borrada por el tiempo. Agotado no dudo en recostarse sobre mi pecho.

–Te amo Aleksander.

Dijo levantando la mirada y concentrando sus ojos brillantes  en mis ojos oscuros y apagados. Eramos como un rompecabezas perfecto cuya única necesidad era estar ahí para el otro.

Peligro RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora