Ревность братьев

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Estar de vuelta en casa es reconfortante. Y supongo que no soy el único que piensa así. El omega a mi lado respiro hondo y sonrió con la cabeza baja en señal de alegria.

–Magdalena, no volveré a Moscú. Mueve mi oficina aquí.

Ordené. Ambos me miraron con sorpresa. Aunque pronto esa sorpresa se transformó en alegria por un lado y en el otro por enojo. Eran dos personas totalmente diferentes.

–Señor, trabajar desde aquí será mucho más difícil.

Argumentó. Con aún simple mirada le respondí y seguí mi camino al interior de la mansión.

–¡Hermanita!

Exclamó Aleksey corriendo hacia su madre y saltando en busca de ver a la bebé.

–Cálmate Aleksey la vas a asustar.

Ordenó doblando sus rodillas para quedar a la misma altura que el niño. El pequeño miraba a la chica con curiosidad y presionaba sus cachetes como si fueran botones.

–Linda...

Murmuró tocando su nariz y labios. A cambio recibió un intento d enormidad por parte d ela pequeña. Aunque su falta de dientes hizo que su hermano solo la observará extrañado para después de unos segundos sus lágrimas y gritos se hicieron presentes.

–¡Me modio!– exclamaba entre sollozos –Nagasa mala.

Dijo aún sollozando.

–Natascha.

Corrigió el omega acariciando su cabellos dorados.

–Alekseý. Eres un Lermontov no puedes andar llorando por tonterías.

Lo regaño Pavel. Justo como papá solía hacerlo con él.

–¿Dónde está Lev?

Pregunté intentando ocultar mi pesar por aquel pasado. Que aunque fue malo, me duele saber que no volverá.

–Yo no se, pero hac en rato entro a su habitación con Taras y no ha salido.

Susurro como si fuera su más grande secreto. Con rapidez subí las escaleras gritando el nombre del omega. A mi espalda el chismoso de Pavel es seguía. Al subir Adrien y Caesar buscaban la razón de mis gritos. Sin contar a Aaliyah que se levantó asustada.

–¿Qué sucede?

Pregunto Caesar acercándose y buscando algún peligro alrededor.

–¡Lev Garryovich Lermontov!

Exclame abriendo la puerta de un solo golpe. Sus rostros parecían sorprendidos por mi actitud.

–Taras si no quieres que te mate sal de aquí.

Amenace.

–¿Es en serio? Solo estamos viendo una serie.

Se quejó el omega enojado mientras el alfa se levantaba con las manos en alto y una sonrisa nerviosa.

–Pueden verla en la sala– añadi mirando el televisor y asegurándome de que no mintiera – ¿Una serie? Eso es más porno que serie.

Lo regañé apagando el televisor. Rápidamente me voltee hacia el alfa enojado.

–Yo no puse eso. – se excusó –Lev...

Murmuró buscando la ayuda del omega.

–Yo puse la serie por que me gusta, el no tiene nada que ver.

Dijo acariciando su frente con la frustración al tope.

–Dijo que le gusta el porno.

Murmuró Pavel.

–Sí, lo dijo.

Lo apoyo Aaliyah.

–Aleksander. –hablo el de ojos brillantes desde la puerta – Ya es suficiente, Lev es lo suficientemente grande para tomar sus propias decisiones.

Añadió.

–Shi, Alekseý tabien e gande.

Dijo el pequeño alfa a su lado levantando los brazos para aumentar su estatura.

–Aaaw...

Murmuró Lev con una sonrisa.

–Vamos cariño, deja que vean su serie tranquilos.

Ordenó.

–Pero...

Intente hablar pero su mirada autoritaria me hizo rendirme.

–Alguien se ha vuelto sumiso.

Murmuró Pavel a su hermana desde la esquina de la habitación. Simplemente los observé con furia haciendo que ambos alfas temblaran ante mi mirada. Con la cabeza baja seguí al omega hacia la habitación de Natascha. El ser regañado es solo una excusa para bajar la cabeza y concentrarme en su firme trasero que se mueve a la par de sus pisadas. Justo como un baile.


Peligro RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora