Voyage dangereux

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Un mes paso más rápido de lo esperado y por arte de magia el momento de irnos había llegado. En el aeropuerto la slagrimas no faltaron llenándonos de incomodidad por las miradas curiosas de los viajeros. La familia Duval era pésima para las despidas.

–Vuelo 5 en dirección al aeropuerto de Moscú, Rusia. Favor de abordar.

Anunció.

–Étienne es hora de irnos.

Dije agarrando su hombro con suavidad. Entre lágrimas se alejó de los brazos de su familia y camino hacia mí. A mi lado, Lev y Aaliyah estaban a punto de llorar por despedirse de francés que pronto inundaria el lugar. Con un leve movimiento de cabeza me despedí de Adrien que no dudo en devolverlo con los ojos hinchados. Ignorando la mezcla de sentimientos que se creaba a mi alrededor subimos al avión y nos acomodamos en nuestros respectivos asientos.

–Ya no llores, no me gusta verte así.

Dije pegándolo a mi pecho. Como si nada hubiese dicho sus lagrimas se intensificaron cayendo como una cascada en el bebé que no dude en agarrar. Lo último que necesito es que Alekseý se enferme.

...

El camino fue tranquilo en cuanto el omega se durmió. Asi que aproveche ese momento para ir al baño. El único ruido eran mis pasos, pues los demás descansaban sin preocupaciones. Aunque gran sorpresa me lleve al salir del baño. Los ojos entristecidos del bera observaban las estrellas. Casi brinco por el susto, pero logré controlarme a tiempo.

–¿En que piensas?

Pregunte sentándome a su lado.

–En nada.

Respondió cortante. Era obvio que algo lo entristeció. Su mirada estaba apagada como si hubiera perdido un gran amor.

–¿Es sobre Adrien?

Su rápida mirada lo delato y por más que lo negara el conocía su error.

–Yo... creo que estoy empezando a sentir algo por él.

Murmuró. Esta información va alegrar a Adrien en un segundo. En cuanto se entere tomará el primer vuelo a Rusia.

–Vaya, quien lo-

Me detuve en seco al ver la cortina abrirse. No era la hora del almuerzo. Rápidamente nos escondimos debajo del asiento.

–No están aquí, probablemente estén en el baño.

Habló una voz gruesa.

–¿Y el bebé?

Pregunto una voz femenina a sus espaldas.

–Con su madre.

Respondió el hombre.

–Tranca la puerta del baño. Luego trae al niño y a los omegas los venderemos en un burdel.

Ordenó. El alfa camino en dirección al baño. Estaba a punto de pasar a nuestro lado cuando apreté el gatillo.

–AAAAAH.

Grito cubrindo su ojo ahora herido. Hundiéndose en el dolor cayó al suelo en donde le dispare en el corazón.

–Maldito– murmuró la chica – Daniel activa la bomba.

Aviso atra vez de radio. Con desesperación se dirigió al omega y coloco sus dedos sobre su garganta.

–Un paso más y lo mato.

Amenazó con firmeza en su voz. Aunque su tembloroso agarre dejaba ver sus temor. Pensó que al estar dormidos sería más fácil secuestrar a un niño.

–Hazlo– dije con firmeza –Tan solo es un insignificante omega, puedo conseguir muchos en tan solo media hora.

Con mis palabras la sorpresa en la mirada del omega se intensificó. Sorpresa que se convirtio en tristeza y arrepentimiento. A sus lado una muy cobarde alfa lastimaba su cuello en busca de alguna reacción de mi parte.

–¡Aleksander!

Exclamó Lev al ver un movimiento brusco por la atacante. Él y Étienne habían creado una conexión única.

–Caesar.

Susurre haciendo una señal con mis manos. Señal que entendió a la perfección. En un movimiento rápido agarro el arma silenciada del enemigo y le disparo en la pierna derecha. Por instinto quito sus manos del omega y las dirigió a su pie. El cuerpo de Étienne cayó al suelo tembloroso. Su pierna estaba a tan solo centímetros de la bala.

Tras esto Caesar le disparo en la garganta acabando con su sufrimiento sin sentido. Inmediatamente intenté acercarme al omega. Aunque en respuesta agarro mi arma. Esa que siempre dejaba en mi asiento...

Peligro RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora