–Suelta el arma.
Le ordené.
–Pude haber muerto.
Murmuró aferrándose al bebé que lloraba sobre su pecho.
–Lo hice para protegerte.
Me excuse intentando acercarme. Aunque el sonido del seguro siendo desprendido me sorprendió. No estaba bromeando. Sin haberlo deseado cree un arma nuclear.
–Étienne.
Murmuré acercándome lentamente. Mis latidos se aceleraban con cada paso.
–Aléjate.
Murmuró. Al ver sus ojos no pude encontrar al tierno omega del que me enamore. Más bien vi al monstruo que lo creó. Su mirada era la misma con la que aquel Marcov me miró. Era una mirada llena de rencor.
–Solo lo dije para protegerte –dije– Ella estaba nerviosa no iba a matarte.
Añadí.
–No puedo confiar en ti, no puedo confiar en los Lermontov. Le debí hacer caso a papá y quedarme en Francia.
Dijo con lágrimas. Así que no solo fueron mis palabras. Su padre le lavó el cerebro. No esperaba menos de un Marcov lleno de rencor.
–Ya me esta cansando – dijo Aaliyah arrebatandole el arma a Caesar – Desde que lo trajiste tuve un mal presentimiento, pero me silencie por ti.
Añadió.
–¡Aaliyah!
Exclamó Lev. Aprovechando la película que ambos crearon le arrebate el arma y la lance lejos.
–No vuelvas a amenazarlo.
Le dije a la alfa que me miraba con odio.
–Como quieras.
Solto para sentarse en su asiento con total paz.
–Te has vuelto peligroso.
Dije acariciando su mejilla. Sus lagrimas se intensificaron cayendo en mi pecho al cual se aferro con firmeza.
–Jefe, no es hora de cantar victoria. La chica le aviso a su compañero que activará una bomba. Esto aun no termina.
Me recordó Caesar. Maldiciendo en voz baja me separe del omega y agarre el arma.
–Aaliyah, nada de armas.
Le ordené enojado. En respuesta simplemente giro sus ojos con arrogancia. Ignorando la misma caminé hacia la cabina de pasajeros. Allí observe atentamente a cada uno y seguí mi camino hacia la cabina.
–Señor, ¿puedo ayudarlo?
Pregunto la azafata.
–Estoy buscando a un hombre llamado Daniel.
Respondí mientras Caesar verificaba cada gaveta o armario a detalle.
–Bueno en el avión solo hay un Daniel, el piloto. ¿Quiere que lo llame?
Pregunto. Aveces ser un Lermontov tenía sus ventajas. Rápidamente asentí y espere pacientemente.
–Señor Lermontov.
Saludo el piloto. Sin decir una palabra Caesar verifico cada parte de su cuerpo. En este no había nada así que el beta se dispuso a verificar la cabina del piloto.
–No hay nada.
Avisó con seriedad. ¿Nos habrán gastado una broma?
–Lamento lo inconvenientes– dije incomodo –¿Señorita podría llevarnos algunos postres?
Pregunte. Después de todos estos inconvenientes unos dulces no nos vendrán mal. Además de que animarán a Étienne. Ignorando a los presentes paso de largo a mi cabina. Allí me siento junto al omega que se aferra al bebé que en su pecho descansa. Pasado un minuto la mujer se acerca con varios postres que Lev no duda en agarrar. En cuanto llega a nuestro asiento dejo que Étienne con lo ojos hinchados agarre toda la bandeja restante.
Pip pi pi...
Sonaba muy cerca. Era como si el pecho de la azafata tuviera una alarma.
–Daniel...
Murmuró. De inmediato me levanto y someto a la mujer. Nunca pensé que Daniel fuera una chica.
–¡Suéltame!
Exclama enojada.
–Caesar, Daniel no es un hombre.
Explicó. Al entender el mensaje se acerca con rapidez. De inmediato destroza su camisa para desactivar la bomba.
–¡Maldito Lermontov!
Exclama mientras amarro sus brazos al asiento.
–¿Quién te mando?
Pregunto apuntando mi arma hacia ella. En respuesta escupe sobre mi pie. Que mujer tan vulgar.
–Tienes suerte que mi omega e hijo estén aquí, por que sino no te lo perdonaría.
Digo agarrando su cuello.
–Aleksander.
Murmura el beta con una sonrisa.
–Sin duda eres talentoso Caesar, ya entiendo por que mi padre te contrató.
Digo golpeando levemente su hombro.
–Pasajeros del avión A-1125 en dirección a Rusia, les pediré que se abrochen el cinturón de seguridad. En unos minutos comenzará el descenso.
Anunció el piloto.
–¿Qué hacemos con ella?
Pregunto.
–Dejala ahí, me haré cargo de ella en cuanto lleguemos a la mansión.
Ordené con seriedad.
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Peligro Ruso
Roman d'amour¿Que hacer si te enamoras de un omega en un país extranjero? Para Aleksander Garryovich Lermontov, la respuesta era más que clara. Pero... ¿es la respuesta correcta. +18 Publicada: lunes, 12 de febrero de 2024 •Esta historia contiene partes que much...