Угроза

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–¡Ese imbécil casi lo mata!

Exclamó enojada. Razón no le faltaba, si Caesar no hubiera regresado para detenerme probablemente ahora estaría muerto.

–¡Cállate de una vez!– exclamó Lev–Si casi muere fue por su culpa. Ese cabrón trató de destruir el honor de la familia Lermontov.

Añadió enojado. Étienne simplemente nos miraba con curiosidad. Sabía que estábamos peleando por el tono de nuestras voces, pero no sabía que estábamos diciendo.

–¡Garry!

Llamo buscando algo de ayuda en mi padre que solo miraba el suelo con seriedad.

–Se atrevió a insultar a mi nieto. Al hacerlo no solo ofendió a tu hermano. También a mi y a todos los Lermontov que disfrutan de una vida pacífica fuera del país. Incluso si yo lo defiendo, cosa que no haré, desde cualquier parte del mundo vendrán para matarlo. Todos saben que insultar a un heredero de los Lermontov se paga con pena de muerte.

Hablo. En respuesta todos bajamos la cabeza. ¿Quién pensaría que una simple borrachera le costaría la vida? Pavel miraba con horror sentado en una silla de ruedas.

–Tiene que haber algo que hacer. Mi hijo solo es una víctima del salvaje de Aleksander.

Insistió. En ese momento me compadecí de ella. Perder a un hijo debe ser muy doloroso y aún más cuando fue tu culpa por criarlo como si fuera un rey.

–Sí me dejan opinar, aquí la única víctima es Étienne, que de hecho siquiera entiende sus palabras

Hablo Adrien sacando su oculto ruso. Al parecer su madre era aún hermosa mujer rusa que se fue a Francia y se enamoró del país y de un pueblerino muy apuesto. La familia de su madre y la mía se conocen por lo que mi padre le llamó para pedirle que me ayudarán a acoplarme al idioma.

–Mi pobre yerno.

Dijo mi padre cambiando su cara seria. Ahora era como si mi omega fuera un perro callejero mojando su pelaje en un fuerte aguacero. Con seriedad miré a omega a mi lado que me sonreía con inocencia. Con una simple mirada hacia Caesar este entendió mi orden y camino hacia el patio trasero. Allí abrió la puerta y dejó pasar a los dos felinos que no duraron en pegarse como pulgas a su pequeño amo.

–¡Aaaaah!

Exclamó asustada siendo acompañada por Aaliyah y Lev. Se podía decir que eso fue lo único que heredaron de su madre, su temor a los gatos.

–¡¿Cómo te atreves?!

Pregunto asustada.

–Será mejor que me escuche bien maldita anciana– poco a poco acerqué a ella ante la atenta mirada de mi padre. – Desde ahora yo mando aquí. Yo soy el alfa de la casa y si yo quiero matarte a ti y a tu estúpido hijo lo haré. Porque todo lo que te rodea me pertenece, incluyendo sus miserables existencias.

Le recordé utilizando mi voz dominante. Ella me miró con ojos llorosos y busco el apoyo de mi padre. Él simplemente le negó su petición de ayuda. Mi padre conocía mejor que nadie su situación. Pronto ya no estaría aquí y la señora consentida tenía que acostumbrarse a vivir bajo mis leyes o si no volver con su familia al campo.

–Desde hoy estos tigres vivirán aquí. Será mejor que se acostumbren.

Dije enojado y me senté en el sofá nuevamente. Étienne me observaba con sorpresa. Supongo que nunca me había visto así, excepto cuando lo amenace para que comiera.

–¿De qué hablan? Te ves enojado.

Pregunto asustado acariciando a sus pequeños carnívoros.

–De nada importante.

Respondí con simpleza acariciando su rostro. Con calma lo tranquilice pues escuchar mi voz dominante solo hizo que su omega interior se tensara y eso no era saludable para el pequeño Lermontov. Después de esa amenaza la beta no se atrevió a hablar de nuevo. De hecho, hubo una paz que no se veía desde que llegó a la mansión. Aunque no debía confiarme, su silencio sólo significaba que ya estaba planeando su próximo movimiento en mi contra. Pues algo que caracteriza a Calina Lermontov es su persistencia y sed venganza.

Peligro RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora