Первый день

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-Buenos días.

Saludo al omega que abre delicadamente sus ojos. Con una sonrisa somnolienta responde mis palabras para levantarse y dirigirse al baño.

-Alguien esta cansado.

Murmuró con burla aferrándome a su espalda.

-Cállate.

Responde con un tierno beso. ¿Quién diría que un simple beso se convertiría en su martirio? Con deseo devuelvo el beso y acercó nuestros cuerpos a un nivel abrumador.

-Señor, es hora de irnos.

Hablo uno de los nuevos guardias desde la puerta d ela habitación. Con enojo maldigo en voz baja y me visto rápidamente. Al abrir o la puerta el hombre simplemente bajo la cabeza en señal de respeto. Con algo de seriedad bajo las escaleras siendo seguido de cerca.

-Pavel, gracias a dios te encuentro.

Saludé intentando evitar al hombre, que por usn extraña razón me incomodaba.

-¿Qué sucede?

Pregunto con uan mirada somnolienta.

-Ayer no pude decírtelo, pero te encagaras de la empresa. En mi escritorio hay algunos papeles que debes leer y por favor, no te cojas a la secretaria.

Rogué. Conozco demasiado al obstinado y mujeriego Pavel Garryovich Lermontov. Para mi sorpresa, tras la noticia sus emociones guiadas por el sueño despertaron. Con ellas dio un leve brinco como si de un soldado se tratara. Tras esto seguí mi camino. Afuera Caesar me esperaba con un rostro lleno de frustración. Juntos subimos al auto y suspiramos cuando la puerta se cerró.

-Apenas va un día y no lo soporto.

Soltó enfadado.

-Te entiendo por completo.

Correspondí. En el camino me explico todas mis actividades del día. Pues el sería mi ayudante durante estos cuatro años.

-Señor.

Dijo el hombre de la mañana abriendo la puerta. Frente a nuestras caras un hermoso edificio gubernamental no abría las puertas con una gran celebración.

-Bienvenido- saludo una mujer - mi nombre es Magdalena y yo seré su secretaria. Acompáñame señor Lermontov.

Pidió. Con seriedad la seguí al interior detallando cada pasillo decorado con hermosas obras de arte y fotos de los antiguos presindentes incluyendo al gran Nikolai. Tras subir las escaleras nos topamos con uan enorme puerta la cual la chica presentó como mi oficina. Con algo de curiosidad observe su interior mientras las puertas eran abiertas. Adentro una decoración acogedora me esperaba invitándome a entrar.

-Espero que le guste.

Dijo con una sonrisa.

-Es bonita.

Dije con simpleza. De repente las puertas fueron cerradas dejándonos a los tres en esa habitación.

-Escuche que usted no es el primer Lermontov que pisa este lugar.

Hablo sentándose en el escritorio.

-No.

Respondí enojado. Rápidamente corrigió sus error y se sentó como una persona decente.

-Señor, el amo lo esta llamando.

Anunció el beta. Inmediatamente arregle mis ropas y sonreí con emoción.

-Hola cari -intento saludar.

-¿Como es el lugar? -interrumpió Lev.

-¿Es grande? -interrumpió Adrien.

-¿Hay omegas? -interrumpió Aaliyah.

Preguntaron casi al unísono. Con una mirada épica los ignoré y me concentre en mi pequeño omega que luchaba por aparecer en la cámara del teléfono.

-¿Cómo está Alekseý?

Pregunté con una notable sonrisa. El omega se dispuso a responderme con un leve asentimiento. Pues las incontrolables preguntas de mis hermanos y amigo no le permitían hablar.

-Señor, me temo que tiene una reunión y no puede hablar ahora.

Dijo la chica con algo de enojo. Con el mismo sentimiento me despedí y colgué la llamada. Al levantarme del cómodo asiento camine por el edificio hasta la sala de reuniones la cual observaba la enorme ciudad de Moscú.





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