Вызов

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Siquiera la palabra "Alegría" es suficiente para describir lo que siento. Por fin mi sueño de ser padre junto al omega que siempre deseé se hizo realidad. Aunque siempre existe algo que lo arruina todo. Incluso hoy, el día después del nacimiento de Alekseý Aleksandrovich Lermontov, el cielo está oscurecido. Es como si la niebla me recordará la promesa que hice aquel día. Promesa que Étienne esperaba con ansias.

–Ten– dije otorgándole el teléfono –Llama a tus padres.

Añadí al ver su curiosidad. Con una gran sonrisa dejó el teléfono sonar y al oír la tierna voz de su madre las lágrimas empezaron a brotar.

–Mamá...

Murmuró entre lágrimas. La mujer rápidamente no dudó en llamar a los demás integrantes de la familia que no dudaron en acercarse y preguntar su estado y paradero. Todas las preguntas fueron respondidas a mi favor cosa que me devolvió la alegría. Con suavidad me acerqué a él y recosté mi cabeza sobre su hombro.

–Madre, en un año viajaremos a Francia para verlos. Eso sí, tienes que retirar la denuncia.

Dijo. Ante sus palabras el silencio se apoderó del ambiente. Debían pensar, "¡¿Acaso está loco?!"," ¿Cómo me puede pedir que retire la denuncia?", o algo así. Aunque nada de eso se comparaba con la enorme tensión que sentía mi acompañante. Para calmarlo, le sonreí con firmeza a lo que él me correspondió.

–Está bien Étienne, retiraremos la denuncia, pero cumple con tu promesa. Ansío verte mi pequeño cielo.

Por fin respondió. Tras esto la llamada siguió su curso, dejando una mezcla de sentimientos en el corazón del omega. El tiempo pasó y por menos que lo deseara, ya era hora de marcharse. Ante la despedida, el pequeño omega me observó con lágrimas en los ojos. Las cuales no dude en secar con mi pecho al cual el omega se aferró con fuerza. Aunque, para culminar con el pesar que reinaba en el ambiente, el doctor entró con el pequeño Alekseý que exigía algo de alimento. El omega con algunas lágrimas envidiosas, amamanto al bebé. Con algo de ternura y celos los observé detalladamente. Comparando cada parte de nuestros cuerpos y buscándolas en el pequeño entrometido.

–Creo que tendrá tus ojos.

Añadí mirando el gris claro que se apoderaba de sus ojos.

–Podrá tener mis ojos, pero todo lo demás es idéntico a ti.

Comparó.

–Hola, cuñado te traje una sabrosa torta de tres leches. Un postre latino que fue atribuido a Nicaragua.

Informó acercando el postre. Sin dudarlo el omega lo agarro y probó su dulzor ante la atenta mirada del pequeño Lermontov.

–Lo siento Alekseý, aún eres muy pequeño.

Se disculpó acariciando su cabeza. Con amor y cuidado lo levantó y lo meció con suavidad.

–Acaba de comer, ¿podrías sacarle los gases?

Pregunto el omega. El contrario le obedeció y dando tiernos golpecitos sus gases saco. Llegada las seis de la tarde el doctor regreso nuevamente. Este realizo un chequeo general y se llevó al bebé. Si todo marcha bien, mañana en la tarde podremos regresar a nuestro hogar y por lo tanto, presentar a Alekseý con una fiesta elegante.

Peligro RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora