–Está en el sótano.
Murmuró al escuchar el gatillo del arma de Caesar. Justo como el beta habia dicho anteriormente, ambos estaban el sótano.
–No lo dejen escapar– dije – Ustedes acompañenme.
Ordené. Los guardias impidieron su escape y lo encerraron en una guagua. Inmediatamente camine hacia el interior de la mansión siendo seguido por los guardias.
–¿Dónde queda el sótano?
Pregunté mirando a Max que nos acompañaba gracias a Caesar que lo amenazaba con su arma. Algo tembloroso señaló una puerta que se encontraba debajo de las escaleras. Con seguridad camine hacia allí y pateé la puerta con fuerza. En su interior los ojos hinchados del omega brillaban. Al verlo rápidamente me acerqué y lo abracé mientras Caesar encendía la luz. Al levantar la mirada mi furia incrementó.
–Aleksander.
Murmuró entre lágrimas. El omega tenia un gran moretón en su ojo derecho. Y sus ropas estaban destrozadas dejando ver su hombro y cuello que estaban llenos de chupetones nuevos. Además de una herida en la boca, la cual estaba hinchada.
–¿Dónde está Alekseý?
Le pregunté.
–No lo sé. Se lo llevaron.
Dijo aferrándose a mi pecho. Sus lágrimas incrementaban al igual que mi ira. Mi sangre ya había empezado a hervir, pero, esto fue el colmo para que explotará.
–Aleksander Garryovich Lermontov, es un placer volver a verte.
Saludo una mujer que reconocía muy bien. Samantha Brown, mujer con la que me acosté después de la muerte de Jace. Nunca me intereso y solo la utilice para liberar mi estrés y furia.
–Samantha.
Murmure con furia. Rápidamente los guardias la apuntaron.
–¡No! ¡No le disparen!
Exclamó Étienne. En ese momento pude su razón. Razón por la cual la americana se había acercado con tanta confianza. En sus brazos el pequeño Alekseý luchaba por agarrar la mano de su madre.
–Que chico tan inteligente.
Dijo.
–¿Qué quieres?
Pregunté.
–Solo quiero volver a estar junto a ti. Te he extrañado tanto. Deja a ese tonto omega que no vale la pena, al igual que este llorón.
Dijo mirando al bebé con asco. Analizando mis opciones mire a Étienne que miraba al bebé aterrado. Aunque al sentir mi mirada rápidamente volteo a verme. Con una mirada le di mi respuesta la cual rechazo por completo. Era como si nuestros ojos hablaran.
–Lo haré. Solo deja que se vayan.
Respondí.
–No.
Murmuró el omega mirándome con lágrimas llenas de dolor.
–No te preocupes por eso.
Dijo. Con una simple señal, todos caminaron hacia el exterior. Incluyendo a Caesar que llevaba a su lado al omega.
–Adiós mi pequeño.
Me despedí besando su frente y entregando al bebé a Caesar. Con seriedad camino hacia el auto. Al ver a Étienne, con su vientre crecido, abrazando y besando al niño la tranquilidad me inundo. Por fin estaban a salvo.
–Vamos adentro cariño.
Dijo encadenando nuestros brazos. Juntos entramos a la casa y subimos las escaleras.
–Eres muy directa.
Murmure con seriedad. Ella nada dijo y toco mi pene sin ninguna vergüenza. Antes me hubieran encantado sus caricias, pero en este momento solo me dan asco. A causa de eso no lograba excitarme.
–Sabe igual, justo como la primera vez.
Dijo lamiendo mi virilidad. Algo frustrado agarre su cabello y levante su cabeza con fuerza.
–Lamento arruinar tu sueño.
Me limite a decir para dispararle en la cabeza. Sus empleados no tardaron en subir, pero al igual que su jefa, terminaron muertos. Tras esto bajo las escaleras y en las escaleras el americano veía con susto los cadáveres.
–Max Brown, sabes que me debes varios favores.
Dije apuntándole.
–Lo sé, le prometo que se los pagaré todos.
Respondió arrodillandose.
–Como el idiota de Michael confesó todo, no te mataré, pero no esperes que el regrese vivo, al igual que tu ambiciosa hermana.
Dije. El alfa asintió con nervios. Al ver su respuesta seguí mi camino y subí al auto de Samantha, a la cual le robe las llaves.
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Peligro Ruso
Romance¿Que hacer si te enamoras de un omega en un país extranjero? Para Aleksander Garryovich Lermontov, la respuesta era más que clara. Pero... ¿es la respuesta correcta. +18 Publicada: lunes, 12 de febrero de 2024 •Esta historia contiene partes que much...