¿Debería creerle a mi secuestrador? ¿En algún momento podremos ser una verdadera familia? Eran demasiadas preguntas, muchas más de las que ese alfa podría contestar. Lo único que podía hacer era complacerlo con un simple, "lo intentare". Si quiera se si tengo las fuerzas para permanecer en un lugar que si quiera conozco, donde todos hablan extraño. Aunque, no podía negarme, esa simple promesa me encadenó a una vida que no quiero vivir.
Mi peor elección fue confiar en aquel alfa con cabello platinado que se me acercó con unos pastelitos. Conociendo mi lugar, camine vi como se alejaba en dirección a la entrada. Sabía Sabía debía ir a trabajar, pies me lo había explicado. En ca,bienvenido, yo debía quedarme aquí con esa desconocida escogiendo mi vestido de novio.
Con elegancia la mujer se acerco y se sentó a mi lado. Tras explicarme unas cuantas cosas que debía considerar al escoger el vestido según mi tipo de cuerpo, me mostró los diseños. Allí habían de muchos tipos, pero hubo uno en específico que me conquistó. Un hermoso conjunto muy parecido a las prendas árabes. Era justo como lo que había imagimado. Desde la tela traslúcida hasta los detalles en oro y diamantes. Al compararlo con las especificaciones de Adelina, era perfecto.
–Quiero este.
Dije con una sonrisa, la mujer analizó el vestido y asintió.
–Tiemes muy buen gusto. Este fue mi primer diseño para bodas. Quería casarme con algo así, pero no se amoldaba a mi tipo de cuerpo. Así que decidí tener un hijo omega para vestirlo, pero, los alfas y betas me persiguieron.
Explicó. No podía creer que este vestido no se acoplada a una figura tan perfecta como la de aquella hermosa mujer. Si mi profesor de psicología estuviera aquí le gritaría a los cuatro vientos que tien baja autoestima. Ignorando esto seguí la mujer hacia la sala. Allí saco una cinta métrica y uan libreta.Tras anotar algunas cosas, se acercó a mí con una leve sonrisa.
...
Salimos de la casa juntos mi suegri que observaba por la ventana del auto con alegría. Aunque el camino largo no fue. En aquel enorme centro comercial nos estacionados y al acercanos a la entrada pude leer las letras. Inmediatamente, las identifiqué. Ahora era obvio en que país estaba. En el país más grande del planeta, Rusia. Intentado ignorar este dato que me aterraba seguí a Adelina a una hermosa tienda repleta de decoraciones. Allí decidimos cada detalle y ese mismo día lo mandamos a hacer.
–Joven Étienne, es el amo.
Anuncio Caesar pasándome el teléfono.
–¿Qué sucede?
Pregunte.
–Nada, solo quería saber como te fue, ¿encontraste todo? ¿ya escogiste el vestido?
Preguntó.
–Sí, todo es hermoso. De hecho, estamos apunto de volver a casa.
Añadí.
–Entonces nos veremos allá.
Se despidió. Al colgar la llamada me acerque a observar unas cuantas cortinas. aunque sólo estaba matando el tiempo para no aburrirme mientras Adelina hacia los tramites. Hable durante un rato con el señor Lermontov y con el tiempo. Adelina se acerco sonriendo.
–Ya esta todo listo, vamonos.
Soltó.
–Para mi todo esta horrible, Debiste escoger aquel mantel.
Se quejó la señora Lermontov.
–Cariño es su boda, no tuya.
Me defendío enojado. Sin duda alguna esa señora podría ser altanera. Aunque más que eso, era una consentida sin igual. Durante el camino siguió quejándose de esto y aquello. Llegó a tal extremo que empecé a pensar que tenía razón, que todo lo que escogí era horrible. Aunque Adelina, el señor Lermontov y Caesar estuvieron ahí, para decirme que no le hiciera caso. Al llegar a casa subí las escalera con cansancio y me di un corto baño. Al salir me puse cómodo y kance a la cama. El cansancio me había dominado por completo y antes de que me diera cuenta ya estaba dormido.

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Peligro Ruso
Любовные романы¿Que hacer si te enamoras de un omega en un país extranjero? Para Aleksander Garryovich Lermontov, la respuesta era más que clara. Pero... ¿es la respuesta correcta. +18 Publicada: lunes, 12 de febrero de 2024 •Esta historia contiene partes que much...