Наташа

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–Estaciona en el hospital.

Ordené. Poco a poco el helicóptero descendió dejándonos en el techo del lugar. Algunos guardias nos miraron con sorpresa. Aunque ya nada me importaba.

–Étienne Du-, ¿sabe donde esta Étienne Lermontov?

Pregunte a la primera enfermera que se me cruzo. De los nervios casi olvido que en cuanto nos casamos su apellido cambio al mio.

–¿Étienne Lermontov? – pregunto para si misma –En la sala de parto 12 en el segundo piso.

Informó. Con un leve asentimiento agradeci y seguí mi camino. Frente a la sala los demás esperaban pacientemente.

–¿Cómo está?

Pregunte rápidamente.

–¡Hermano!

Exclamó el omega saltando sobre mi y aferrando sus piernas a mis caderas.

–Aun no nos han dicho nada.

Respondió Pavel. A sus espaldas el alfa pelirrojo se ocultaba. Su rostro nervioso declaraba su miedo a mi presencia.

–Tú...

Murmuró bajando al omega y acercándome peligrosamente. Su rostro se lleno de preocupación y empezó a retroceder. Aunque el sonido de la puerta me distrajo. De ahí los doctores salieron con una incubadora en la un hermoso bebe descansaba.

–Señor Lermontov, me alegra que haya llegado. Su esposo ha preguntado mucho por usted.

Anunció la doctora con una sonrisa.

–¿Cómo están?

Pregunte.

–Ambos están bien. Apesar de que fue un parto prematuro, la bebe está muy sana.

Dijo.

–¿La?

Pregunte.

–Sí, es una niña hermosa– respondió – La llevaremos a la sala de incubadoras. Pronto las enfermeras llevarán a Étienne a una habitación y allí lo podrás ver. Pronto iré a la habitación para firmar el acta de nacimiento y explicarles los detalles.

Explicó con una cálida sonrisa. Tras estas palabras siguieron su camino. Dejándonos allí.

–Étienne dijo que quería que se llamara Anastasia o Natascha.

Habló Lev con una calida sonrisa.

–Me gusta Natascha.

Solte con una sonrisa.

...

–Alek...

Hablo. Su mirada cansada se lleno de calidez y amor.

–Mi perfecto mar– murmuré con una cálida sonrisa– No sabes lo preocupado que estaba.

Munrure juntando nuestras frentes y narices. Sus hermosos ojos brillaban ante la tenue luz del amanecer ruso. Y su aliento recorría cada parte de mi ser excitandome en el acto. No haberlo visto en días me estaba afectando y poco a poco perdía el control de mi ser.

–Señor Lermontov.

Entro la doctora interrumpiendo mis anhelos. La misma se acercó con algunos papeles.

–Ya anotamos la hora y el día de nacimiento. Ademas del sello del hospital, solo necesitamos el nombre del la niña y la firma de ambos padres.

Explicó con tranquilidad. Con alegría observó al omega.

–Lev me dijo los nombres que preferías. En mi opinión Natascha me encanta.

El omega simplemente asintió dando el visto bueno al nombre.

–Su nombre será Natascha Aleksandrovich Lermontov.

Informé. La mujer anoto el nombre con seriedad. Analizando que el nombre estuviera bien escrito en cada momento. Después no dio el papel para que firmaramos.

–Ahora le daré los detalles del cuidado del bebé. Como esta incubada, cualquiera de los dos tendrá que venir a verla cada día. En caso de no cumplir será considerado maltrato a menores y se llevará a tribunales sin importar quien sea.

Explicó mirándome con seriedad.

–Entiendo, ¿que cuidados le darán?

Pregunto el omega.

–Natascha sera vigilada día y noche. Se le harán algunos estudios y será alimentada con frecuencia.

Informó.

–¿Cuando podrá ir a casa?

Pregunte.

–Dependiendo de las observaciones. Quizás en una semana o incluso supere los dos meses que se suponía estaría en gestación. En pocas palabras todo depende de como reaccione.

Explicó. Ambos nos miramos y analizamos la situación.

–Entiendo.

Dije con seguridad.

–En ese caso necesito que me firmen estos documento que contienen la información que les acabo de dar con algunos detallitos extras. Ustedes se quedarán con uno y nosotros con el otro.

Peligro RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora