China siempre será un lugar al que le guardare respeto. Su diversa cultura es algo que me encanta. Si tan solo no existiera tal maldad, su gente fuera igual de hermosa que sus monumentos. Aunque siempre hay un mal en el bien. Justo como en el Yin–Yang.
–Sobrino.
Saludo el hombre mayor. Su sonrisa alegre y clamada me obligo a mirar su vestimenta. Más que parecer un hombre con modales, parecía un de esos viejos verdes que se visten con camisas de flores y pantalones blancos. Es sin hablar de las horribles chancletas de abuelo.
–¿Estuviste paseando?
Pregunte finalmente.
–Sí, en lo que llevabas explore el país. Comí muchas cosas y me compré este llavero como recuerdo. – informó mostrando de mismo que era de un Buda –Casi me olvido. También me compte un vaso, pero lo deje en el auto por que ya sabes que lleva.
Habló guiñandome un ojo como si ninguna de las personas aquí presentes allá tomado una sola gota de alcohol en su vida.
–Será mejor irnos.
Habló Caesar con su típica mirada seria. Al escuchar sus palabras mire rápidamente a mi alrededor notando algunas miradas curiosas a la lejanía. Sin dudarlo camine hacia el exterior del lugar siendo seguido por ambos hombres. Al salir el alfa nos dirigió al estacionamiento, donde nos esperaba una BMW x5 de color azabache. Una guagua hermosa sin duda. Al acercarnos el chófer saludo seriamente y nos abrió la puerta. Pronto el auto arrancó en dirección a la casa de los Lermontov.
–¿A donde vamos?
Pregunto el hombre.
–A la mansión Lermontov.
Respondí con simpleza mientras miraba el teléfono esperando algún mensaje del omega. Supongo que todavía debe estar durmiendo. Como quisiera abrazarlo. De hecho, cuándo regrese ya faltara poco para nuestro aniversario. Le comprare algo acá y se lo llevaré.
–No sabía que los Lermontov tenían una mansión aquí.
Pregunto indirectamente.
–Mi padre la construyó para su esposa, que quería venir.
Solte sin darle importancia.
–De haberlo sabido no te hubiera pedido un hotel.
Añadió con una sonrisa que respondí con calidez.
–Señor, nos están siguiendo.
Informó Caesar con algo de preocupación. El chófer reaccionó ante las palabras del beta y aceleró el automóvil. Pronto los disparos se hicieron presentes llenando los cristales de huecos. Por lo menos estos son aprueba de balas.
–Ya me cansaron.
Habló mi tío bajando el cristal y apuntado a los atacantes. Su acción me obligo a disparar también. Aunque el sonar de mi celular me distrajo. Por encimita, mire de quien se trataba.
–Ahora no Pavel.
Me limite a decir silenciando el celular. Ahora sin ninguna distracción los disparos llegaron a su destino acabando con la vida de muchos. Aunque continuaban llegando. Mi teléfono volvió a sonar. Aunque esta vez era Étienne. Con rapidez le respondí llevándome una gran sorpresa.
–¡Lo sabía! –se escucho la voz de Pavel – Como soy yo no me contestas, pero te llama Étienne y ahí sí. Deja el favoritismo.
Dijo enfadado.
–Pavel déjate de tonterías y dime que pasa.
Ordené enojado.
–Digamos que tu secretaria no aguanto y murió.
Informó.
–¡¿Cómo que murió?! – pregunté –Te dije torturala, ¡¿como demonios la mataste?!
Exclame.
–Lo sé, pero ella no aguanto, eso no es mi culpa.
Dijo enojado.
–Como sea. Te llamare en cuanto llegue a la mansión.
Me despedí rápidamente y colgue la llamada sin esperar respuesta.
–Los perdimos.
Informó el beta. Por culpa del inútil de mi hermano me perdí la diversión. Enojado mire hacia alfrente encontrándome con la hermosa y detallada entrada de la mansión. El hermoso jardín repleto de flores hermosas y una fuente que estaba perfectamente centralizada.
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Peligro Ruso
Romance¿Que hacer si te enamoras de un omega en un país extranjero? Para Aleksander Garryovich Lermontov, la respuesta era más que clara. Pero... ¿es la respuesta correcta. +18 Publicada: lunes, 12 de febrero de 2024 •Esta historia contiene partes que much...