суки

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–¿Qué regalo le podrías hacer tu a ese maldito?

Pregunto en cuanto salimos de la habitación y nos adentramos es otra. Su ojos rojos se concentraron en mi ancha espalda causandome una gran gracia. Apesar de parecer un imbécil su inteligencia sobresalía en el bajo mundo. Se podría decir que gracias a esa inteligencia pasada de generación en generación la mafia de los Yaroslanov sigue siendo una de las principales de todo Rusia.

–Sabes que en algún momento planeamos crear armas nucleares  para venderlas.

El chico con algo de sorpresa analizó mis palabras.

–¿Le vendiste un arma?

Pregunto con algo de enojo. Taras sabe mejor que nadie el riesgo que conlleva que una gran potencia como China, añada una gran arma a su colección. El mundo tal y como lo conocemos cambiaría por completo. La gran potencia de los Estados Unidos haría todo lo que esta a su alcance para encontrar y destruir el arma. Arrastrando una guerra a sus espaldas.

–No soy tan tonto. Le vendí un caparazón inservible.

Respondí con seriedad.

–Supongo que sabes en el problema que te estas metiendo.

Añadió. En respuesta asentí.

–¿De qué hablan?

Pregunto Lev entrando al lugar. Tras el, Pavel y Aaliyah estaban en el suelo. Al parecer inconscientes por un golpe del omega.

–De nada importante – respondí con seriedad –¿Qué les pasó?

Pregunté.

–Estaban espiando.

Explicó con simpleza. Los alfas intentaban levantarse agarrando sus genitales con un rostro lleno de dolor.

–Recuérdame no volver a molestar a Lev. Por lo menos mientras este enamorado.

Pidió Pavel. El pelirrojo no pudo evitar sonrojarse al ver al omega acercarse. Aunque este solo analizaba sus ojos en busca de algun secreto.

–Si mi hermano supiera lo que piensas te mataría.

Murmuró.

–¿Qué demonios estas pensando?

Pregunte agarrando el cuello de su camisa con furia. El alfa en busca de salvarse de mis golpes levanto los brazos en señal de rendición.

–Tranquilo hermano fue una broma.

Habló con una sonrisa burlona.

–Señor Lermontov, Caesar me dijo que estaba aquí. Le traje algunos documentos que necesito que lea inmediatamente.

Saludo Magdalena con una sonrisa tranquila. La chica se acerco sacudiendo sus caderas de usn forma única que su falda ajustada resaltaba a la perfección.

–Señor Pavel.

Añadió Danna asomándose en la entrada. El chico rápidamente movio su vista, que antes se concentro en los firmes glúteos de mi secretaria, en la chica. Mi hermano menor nunca cambia.

–No sabia que había reunión de perras.

Habló el omega que miraba fijamente mis ojos centrados en las curvas de las chicas. A medida que mi mirada se levantaba un cuerpo casi perfecto, a causa del reciente parto, se asomaba en mis pupilas. Su rostro enojado era acompañado por el de su hijo que miraba la situación con curiosidad.

–Cariño...

Murmuré con los nervios al tope. Las feromonas descontroladas del omega reflejaban enojo. A paso ligero me acerqué y agarre su cintura disimulando una sonrisa.

–Lamento interrumpir.

Habló entre dientes.

–Cariño, por favor cálmate. Tus feromonas se están esparciendo por la habitación.

Susurre. Aunque caso omiso hizo. Lleno de nervios lo arrastre levemente de vuelta a su habitación.

–¿Qué hacías mirándola?

Pregunto algo frustrado.

–No la estaba mirando.

Respondí con rapidez.

–¿Me crees imbécil?– pregunto –Yo mismo vi como mirabas sus apretadas caderas.

Añadió.

–Étienne... vamos como podría mirarla. Tú eres el único en mu corazón.

Dije con desesperación agarrando sus cadera y acercando nuestros cuerpos.

–Podre ser el único en tu corazón, pero no en tu pene.

Habló.

–¿Qué demonios estas diciendo?

Pregunte riéndome con nervios. Su enojo aumentaba con cada segundo que pasaba y un acuerdo se volvía lejano.

Peligro RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora