Hoy es un día especial. Hoy por fin sabremos cual es el sexo del bebé. Por lo menos el principal. Asi que en cuanto la horrible alarma sonó, me levante dándole comienzo a ese intrigante día.
-Cinco minutos más...
Rogó acomodando sus pequeñas facciones en la cama.
-Al que madrugada Dios lo ayuda.
Hable quitando la cobija. El omega me miró con odio y se sentó sobre la cama sin cambiar su expresión. Su cabello despeinado lo hacía ver tierno.
-Después iremos al centro comercial.
Dije. En ese momento su rostro cambió. Con una notable energía se levantó y camino con pasos cortos pero ligeros. En cuanto escuche el sonido de la ducha me asome por el marco. Étienne simplemente me miró y se sonrojó a más no poder. Era como si nunca nos hubiéramos visto desnudos. Con una sonrisa burlona me desnude y entre a la ducha.
-Necesito privacidad.
Se quejó negándose a mirarme.
-Y yo necesito follar, pero como ves, no todo es posible.
Respondí con seriedad. Ante esto, realizo un tierno puchero. Baje la cabeza algo avergonzado. En cuanto me recompuse agarre el jabón ayude al omega a limpiar su espalda. Poco a poco fui bajando hasta pegar a esa zona que tanto me apetecía tocar. Su redondo trasero que permanecía inmóvil ante mis caricias sobre su margen.
-¡Aleksander!
Exclamó al sentir mi glande en su interior. Como si un susto infernal le hubiera dado, se pego a la pared huyendo de mis brazos.
...
-Lo siento.
Dije con una sonrisa burlona. Apesar de haber pasado una hora desde aquel suceso, su perdón no se asomaba por ningún rincón de aquel auto. Mis hermanos e incluso Adrien nos miraban con curiosidad. Con ansias de conocer esa preciada historia. En cambio, mi padre, sin conocer la situación, lo apoyaba completamente. Ahora solo me puedo arrepentir de mis decisiones. No de casi haber tenido relaciones con mi omega, si no, de llevar a todos esos imbéciles a la cita.
Al bajar del auto caminamos hacia el hospital. A decir verdad, parecíamos esos turistas que vienen con toda la familia. Ya adentro me encargue de hablar. Aunque solo con mi nombre fue suficiente. La mujer con un tono algo coqueto nos llevó con el doctor. Al dejarnos allí, me tiro un pequeño guiño y Étienne no pudo evitar botar humo por las orejas.
-Buenos días.
Saludé evitando soltar alguna carcajada mal vista por mi omega.
-Hola nuevamente señor Lermontov.
Devolvió el saludo. Con una sonrisa ambos nos sentamos frente a su escritorio.
-Y cuéntame Étienne... ¿Cómo te has sentido?
Pregunto utilizando su francés. Desde el principio le había dejado claro la situación.
-Me he sentido muy bien. Hace unos días incluso se movió.- informó- Lamentablemente Aleksander estaba en el trabajo.
Añadió al sentir mi seriedad. ¿Por qué yo no sabía de esa gran noticia?
-Me alegra que no haya nada fuera de lo común. - habló - Dejemos de perder el tiempo y vamos a lo que vinimos. Recuestesé en la camilla y retire levemente su camisa de su vientre.
Ordenó. Étienne siguió sus órdenes al pie de la letra y con una sonrisa miró la pequeña pantalla que alfrente se mostraba. El doctor agarró un gel desconocido para mi. Era como verde, muy parecido al que usaría Adrien para peinarse. Tras pasarlo por sobre su vientre agarró una cosa rara la pasó sobre la zona. Jamás voy a entender que son esos objetos. Y no pienso preguntar, eso me pondría en uan posición muy vergonzosa. No puedo permitir que Étienne me vea como alguien tonto.
-Ahí está.
Dijo señalando la pantalla. El omega sonreía emocionado mientras yo luchaba por entender al imagen. ¿Dónde demonios había un bebé? Yo lo único que veía eran manchas sin sentido.
-¿Qué es?
Pregunté para disimular mi nula inteligencia ante este tema. El doctor con una sonrisa me miró y se dispuso a contestar.
-Es...
ESTÁS LEYENDO
Peligro Ruso
Romance¿Que hacer si te enamoras de un omega en un país extranjero? Para Aleksander Garryovich Lermontov, la respuesta era más que clara. Pero... ¿es la respuesta correcta. +18 Publicada: lunes, 12 de febrero de 2024 •Esta historia contiene partes que much...
