–¿Vamos a pasear?
Pregunte al verlo estirarse con cansancio. El omega nego rápidamente aferrándose a mi pecho.
–Volvamos a casa.
Se limito a decir.
–¿No quieres visitar algunos lugares antes de volver?
Pregunte.
–Quiero volver a casa.
Repitió. Pronto cerro los ojos luchando por volver a dormirse. Aunque su fiel deseo se vio interrumpido por el fuerte llanto de Natascha. Estresado se levanto y camino hacia su habitación de forma automática. Algo sorprendido lo seguí hacia le lugar.
–Natasa mala.
Sollozo Aleksey tapándose los oídos. Su rostro cansado reflejaba el motivo de su llanto.
–hueye hohible.
Se quejó entre sollozos de su olor.
–Ya me di cuenta Aleksey.
Habló el omega llevando a la bebé al cambiador. En un intento de ayudar levante a Aleksey para consolarlo. Supongo que mi trabajo fue muy eficiente. En cuanto lo levante dejo de llorar y me abrazo con alegría.
–Quédate quieta.
Pidió el omega estresado. Con un suspiro me acerqué.
–Yo lo hago.
Dije tocando su espalda para llamar su atención.
–¿Sabes cambiar un pañal?
Pregunto.
–No, pero tu me puedes guiar.
Respondí con una sonrisa cálida. El omega limpio sus manos utilizando una toalla humeda y se llevó a Aleksey. Tras esto se alejó lo suficiente para no estorbar dejándome el resto del trabajo.
–Agarra un toalla húmeda y pásala con gentileza.
Explicó. Al ver la situación no pude evitar sentirme algo asqueado. Aunque lo me pude manejar. Gracias a eso logré sacarle una encantadora sonrisa a Étienne.
–¿Así esta bien?
Pregunte.
–No, la toalla tiene que salir totalmente limpia.
Respondió. Ante sus palabras no pude evitar soltar un largo suspiro.
–Lo estas haciendo bien.
Habló besando mi mejilla con una sonrisa. Por lo menos mi ardua labor valdrá la pena. Tras mirarlo durante unos segundos volví a concentrarme en la bebé que no paraba de juzgarme con la mirada.
–Oye, estoy haciendo lo posible. No me mires así.
Me queje. Étienne no dudo en soltar una leve risa.
–Ahora que esta limpio debes colocar la crema en sus muslos.
Ordenó. Seguí sus ordené al pie de la letra con mucho cuidado. Para ser mi primera vez lo estaba haciendo muy bien y eso me mantuvo orgulloso.
–Listo, ahora coloca el pañal limpio debajo de ella levantando sus piernas. Debes asegurarte que las alas estén hacia abajo.
Explicó señalando las alas del pañal. Rápidamente lo hice sintiéndome orgulloso. Creyendo saber como continuar termine de colocar el pañal.
–Nada mal. ¿Te gusta como tu papá te cambio el pañal?
Pregunto cambiando la voz por una chillona. La bebé simplemente se limito a mirarme fijamente. Era como estar en show de talento. Tienes a todos los ojos sobre ti, juzgando cualquier simple cosa. Solo que esta vez es solo una pequeña princesita exigente.
–Étienne, tengamos otro hijo. Esta vez un pequeño omega masculino. No quiero más alfas.
Pedí. El omega me observó mientras analizaba la situación.
–¿Qué pasa si nace otro alfa?
Pregunto.
–Pues lo volveremos a intentar.
Respondí. El rostro de Étienne valía un millón. Era un mezcla de sorpresa, vergüenza y enojo.
–¿Oto hemanito?
Pregunto Aleksey mirando el rostro de su madre con curiosidad. Sus ojos azules brillaron a unísono mientras se miraban.
–Ñaa.
Se quejó la alfa celosa del afecto hacia su hermano.
–¿Qué le pasa a mi princesa?
Pregunte levantandola. Sus ojos se concetraron en ambos. Aunque pronto su cabeza se pego a mi pecho en forma de burla de victoria.
–Natasa fea.
Dijo enojado. Sin duda serán muy buenos hermanos.
–Bajemos a comer.
Pedí.
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Peligro Ruso
Romance¿Que hacer si te enamoras de un omega en un país extranjero? Para Aleksander Garryovich Lermontov, la respuesta era más que clara. Pero... ¿es la respuesta correcta. +18 Publicada: lunes, 12 de febrero de 2024 •Esta historia contiene partes que much...
