Вечеринка

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Tras la tranquila ducha cargue a mi omega afuera de la habitación. Con suavidad lo recosté en la cama alejándome para colocar las elegantes prendas sobre mi cuerpo.

–¿A qué hora volverás?

Preguntó.

–Aún no me ido y ya me extrañas.

Me queje con disimulo.

–Sí... No quiero que te vayas.

Respondió abrazándome por la espalda. Si seguía comportándose así no iba a poder controlarme. Con lentitud me voltee para quedar frente a él.

–Está reunión nos ayudara mucho en el ámbito económico.

Explique.

–Pero... Tú ya tienes mucho dinero no necesitas más.

Se quejó. Sin duda no conoce esa cara del mundo. Esa que es cruel y ambiciosa. Esa en la que si no eres el asesino, eres la víctima. Con suavidad acaricié su rostro y lo besé. Siento que si digo algo todo lo que hemos formado se puede ir a la mierda. Así que prefiero callar antes de arruinar nuestra casi perfecta relación.

–Es algo que ahora mismo no puedo explicarte.

Me limite a decir. El pequeño omega bajo la cabeza y con pasos lento se alejó

...

–Le diré a Caesar que traiga a los tigres para que te acompañen.

–Son Mahia y Juay, no "los tigres".

Se quejó. Ahí va con sus hermosas respuestas. Si hubiera sido cualquier persona no lo hubiera tolerado.

–Pues le diré a Caesar que traiga a Mahia y Juay.

Me limite a decir conteniendo mi enojo. Rápidamente me acerqué a él y besé sus labios con delicadeza. Aunque rápidamente, e aleje y salí de la habitación. Afuera de esta Caesar me esperaba vestido con elegancia.

–Caesar, antes de irnos lleva a "Mahia y Juay" con Étienne.

Ordené.

–Dejeme adivinar, ¿también lo regaño por llamarlos tigres?

Pregunto el beta con burla.

–¿No soy el único?

Pregunté.

–Claro que no. Hasta a papá lo regaño.

Informó Aaliyah que al ser la única chica alfa tenía la tarea de acompañarme a la salida y cuidar de los omegas de la casa. Cosa que no haría y al contrario se dormiría en la sala. Juntos bajamos las escaleras dejando atrás la mansión. Mientras que Caesar se encargaba de dejar a los tigres con su amo. En cuanto esté llego el carro arranco y se ubicó perfectamente en la carretera.

...

El camino fue tranquilo. Al contrario del lugar. Todo resplandecía en la entrada, pero, el interior era completamente lo opuesto. Tenia un estilo moderno y a la vez antiguo. Una mezcla audaz pero hermosa.

–Aleksander Garryovich Lermontov, no sabes cuanto me alegra verte.

Saludo el hijo mayor de los Adriknov que hablaba con George. Este me miró con odio al instante.

–Lo mismos digo, Taras.

Inmediatamente nos dirigió la interior de una sala. Interior que más bien parecía un prostíbulo. Lleno de mujeres desnudas que bailaban sensualmente y omegas que servían las bebidas. Antes lo hubiera considerado el mejor lugar, pero ahora el sentimiento de culpabilidad me carcomia.

–No es genial, hasta mi padre está compartiendo con algunas putas.

Los Adriknov siempre tenían las mejores fiestas. Estas nunca eran elegantes y calmadas más bien eran alocadas. Podías entrar virgen, pero nunca salías así.

Con rapidez unas chicas se acercaron para servirnos. Aunque par ami, lo más importante era tener el apoyo de esa gran familia. Así que rápidamente empecé con el tema.

–Me alegra que ese sea tu objetivo. Ya aquel cabron me tiene hasta la madre. Se cree que puede controlarnos por que fue reelegido tres veces.

Se quejó.

–Por más que me alegre tu decisión. ¿No vas a ser padre pronto?

Pregunto George.

–Sí, pero, un Lermontov nunca será un obstáculo para otro.

Dije sonriendo.

–Bueno, no es momento de sacar problemas del pasado. ¿Por queno me cuentas de tu omega?

Peligro RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora