XLIX

21 3 0
                                    

Ariana

Nada más al cruzar la puerta ya veo un cambio en el ambiente. Víctor ha desaparecido del tablero lo que me hace repensar que tal vez fui muy dura con él, y si no lo hubiera sido el quizás podría estar acá ahora, ayudándome.

Y mis padres, como nunca, presentes en mi casa a las cuatro de la tarde, los dos... y ambos con miradas indescifrables. No sé si están enojados o decepcionados o simplemente intentan idear la estrategia perfecta para ver que hacer finalmente conmigo.

—Miren quien llegó —comenta mi madre con un fingido interés mezclado con sarcasmo.

—Ariana... —mi padre reacciona a mi llegada con cierto alivio fluyendo en el, todo lo contrario a mi mamá— ¿Tenés idea de lo que estuvimos llamando a la casa de Jonathan?

Siento cierta indignación en mí, una indignación que si no tengo bajo control podría provocar una fuerte confrontación. Y no quiero eso, quiero primero intentar la paz, por eso, tomo un respiro y elaboro mis palabras con el menor cuidado posible.

—Miren, sé que los dos estaban preocupados por mí, y lo siento mucho de verdad, estuve toda la noche en la casa de Jhoni, el tiempo se me pasó y me olvidé de avisarles. La culpa fue mía, perdí noción del tiempo. Sé que esto los puso nerviosos, de verdad pido perdón

Se miran entre ellos confundidos, quizás esperaban una agresión de mi parte, quizás eso es lo que debí darles, pero si juegan sus movimientos con cuidado, podremos tener la velada en paz.

—Hija... —pronuncia mi padre totalmente desahuciado— Estuvimos muy preocupados, la verdad estuve muy enojado en su momento pero ahora que estás acá estoy más aliviado.

Genial, mi estrategia funcionó, mi movimiento pasivo logró contener lo que podría tranquilamente haber sido un desastre.

—¿Eso es todo? —exclama mi madre iracunda.

Quizás canté victoria muy pronto.

—Se desaparece un día entero, te hace ojitos ¿y le perdonás todo sin siquiera ponerle un castigo? —suena indignada y eso me altera.

—Ya escuchaste lo que dijo, está arrepentida, se equivocó ¡Nunca hizo algo así!

—¿Y qué tiene que ver? ¿Quién te dice que no lo va a hacer otra vez?

—No seas así, no lo va a volver a hacer ¿verdad Ariana?

Ambos me miran, y ambos esperan dos cosas distintas, mi madre espera que mienta, mi padre espera sumisión. Y la situación me supera, de verdad siento un enojo enorme brotando de adentro.

—No pa, no lo voy a volver a hacer.

Intento sonar como lo que entiendo que mi padre necesita, la pequeña ¨niña de papi¨. Pero mi madre es otra historia, ella me mira diferente, me cuestiona, me está cuestionando en este momento cada expresión facial, cada quebradura en mi voz, buscando alguna falla en mi fachada.

Me molesta demasiado no poder usar el arma más potente que tengo en su contra: sus escapadas a principios de año. Sé que si realizo ese movimiento en particular, la única que saldría perdiendo sería yo. Ya que, yo sé de sus salidas secretas, pero ella sabe quién es Jhoni en realidad. No podemos entrar en esa batalla, ella lo sabe y yo también. Pero a pesar de que sé bien cuales piezas debo mover y cuáles no, el enojo es algo que no puedo controlar y definitivamente es algo que va a arruinar toda mi postura.

—¿Siempre vas a hacer lo mismo? ¡Todo el tiempo la estás protegiendo! —la voz de mi madre se intensifica.

—¡Sabés que eso no es verdad! Además protegerla no es lo mismo que justificarla y no es lo que estoy haciendo.

Dentro del FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora