LIX

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Ariana

Me apago, apago mis preocupaciones, apago mis sentimientos, apago mis emociones, o al menos lo intento... decirle no a sentir, es decirle no al dolor. Porque solo eso me aguarda, solo eso me espera y no hay variable posible, mi destino es ese... que duela Es la culminación de todo lo que me ha pasado, mi inevitable desenlace se acerca.

Y estando acá, ahora, tan inerte, tan carente de decisiones, tan quieta, tan muerta en vida, no puedo sino desear algo en particular, algo que nunca antes había deseado, algo que antes era totalmente impensable... la muerte...

Es mi única escapatoria, es mi única vía de salvación. Es la única manera de calmar los demonios que gritan dentro de mí, los tormentos que me rompen por dentro. No entiendo como antes me daba tanto miedo, cuando ahora la deseo tanto.

Mis amistades fallaron, mi familia me miente y el amor de mi vida... el... resulta que nunca podré estár con él. Nuestro amor deberá morir en silencio, porque el silencio es mejor que vivir una realidad que en todo momento nos atormentará, porqué siempre estaré en deuda con él porque mi padre le quitó la vida a su hermano, y él siempre estará en deuda conmigo porque su hermano, su tan adorado y cariñoso hermano, ese joven que Magui amaba con todo su corazón, ese hombre que era idolatrado por su ya fallecido tío... resultó ser el monstruo que provocó que un mes entero de mi vida desapareciera...

Y no hay escape posible de esto, mi vida se ha transformado en un compendio de subterfugios que se entremezclaron para convertirme en una mentira andante. Soy un fantasma, una sombra de lo que alguna vez fui, un recuerdo oxidado, una cascara seca y podrida que alguna vez fue una inocente niña.

Donde hubo risas, gritos de alegría, noches de pijamada, tareas en casas de compañeros, maratón de Smallville... ahora hay llanto, gritos de dolor, noches de intensa oscuridad que me aguardan y de las que quizás nunca me podré librar.

[...]

Mi madre me peina, por lo general siempre en algún momento me hace doler, y pego un salto que no tardo en demostrar. Sin embargo hoy no salto, hoy no me hace doler, hoy... me trata con una delicadeza con la cual nunca me había tratado antes.

—Estabas ayudando a papá...

—¿Cómo? —pregunta confundida.

—Todas esas salidas a escondidas, la máscara, las mentiras... pensé que tenías una aventura, que engañabas a papá... incluso que tenías una familia aparte de la nuestra.

—Suena bastante complicado —comenta casual mientras me sigue peinando.

—Pero ¿por qué vos? ¿Por qué no un policía ayudante de papá?

—¿Por no ser policía no podía participar de la operación?

—¿Qué sentido tiene?

—¿Ser tu madre no basta?

Refriego mis ojos aguantando las ganas de llorar, simplemente ya no puedo seguir expulsando lágrimas.

—Sos la madre más rara que existe... ¿Sabías que nunca me dijiste "te amo"?... Nunca...

—Lo sé...—responde poniendo el peine a un lado— Pero iría hasta las confines del infierno para protegerte.

[...]

Ella me arropa, como si fuera una niña pequeña a la que hay que cuidar por un resfriado.

Esta cama no es mía, es de mi primo que está estudiando en Córdoba. La habitación está intacta, tal cual la recuerdo cuando venía de niña a jugar.

Dentro del FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora