XXIX

60 5 0
                                    

Ariana

La escuela de por sí ya es demasiado aburrida y mucho más sin Cami. Varios me preguntan si yo sé cuando va a volver y es lógico porque soy la "mejor amiga", ese es el rol social que debo cumplir. Sin embargo Camila no contesa mis llamadas y cuando voy a su casa, o no está o está "enferma". No soy tonta, sé que está evitándome, la cuestión es ¿por qué?

Sé que mi cerebro sigue un poco chamuscado pero no recuerdo haberle dicho algo malo o pelear con ella. O quizás si y no lo recuerdo... debo pensar bien esto, debe haber una forma de lograr hacerla hablar conmigo.

En ese caso debo pensar que cosas ama Camila, a demás de fetiches raros que no voy a especificar. La respuesta es obvia, Cami adora los panqueques con dulce de leche.

Ya sé que debo hacer, pero primero, tengo que terminar la tarea de matemáticas. Todavía no tengo en claro si me gustan o no las matemáticas pero si algo sé es que no puedo permitirme tener tarea sin hacer, no me pasa con otra materia, solo con esta.

Estamos viendo ecuaciones polinómicas. Para resolver ecuaciones polinómicas hay que valerse de dos reglas prácticas: el teorema de Gauss y la regla de Ruffini.

Ruffini me gusta más, es un algoritmo que te permite factorizar un polinomio y hallar su raíz. Es una especie de solución que te ayuda a encontrar la solución final y simplemente hay algo de eso que me fascina. No estoy segura por qué, pero me gusta que exista algo que te ayude a facilitar las cosas.

—¿Por qué siempre hacés tareas de matemática?— pregunta Victor quien del otro lado de la mesa se encuentra preparando su tarea de física.— No hacés tareas de ninguna otra materia, solo de esta ¿por qué?

—Si las hago Victor pero casi siempre las termino en clases o en mi habitación.

—Tremenda traga sos. ¿Me hacés arroz con leche?

—No hay leche.

—¿Por qué mierda nunca hay leche en esta casa?— está a un paso de golpear la mesa por el enfado.

—¿No sabías que somos pobres? Hubieras gastado tu mesada en leche.

—Ya me gasté mi mesada. Bueno entonces haceme el flan ese que me hacía la abuela.

—Voy a hacer panqueques.

—Ok, no es lo que quería pero lo acepto.

—No son para vos, son para Cami. Le voy a llevar más rato.

—¿Ya se recuperó de la suspensión?

—No creo que sea eso lo que la tiene mal.

—¿Y que es entonces? No me digas que extraña al cornudo.

—Quiero averiguar justamente que es lo que le pasa. Y si te volves referir a Cristian como "cornudo" una vez más, te juro Victor Alejandro Ocampo que no va a haber lugar en el planeta tierra en el que te puedas esconder de mi.

—Calmáte Tomb Raider. Ya pareces mamá.

Ese sí que es un insulto.

—Hablando de mamá ¿donde está? ¿y papá?

—Ni idea.— responde desinteresado.— Cambiaron tanto sus horarios de trabajo que ya ni me acuerdo cuales eran.

—A veces siento que vivimos solos y que solo los vemos cuando tenemos que ir a la escuela.

—No me importaría vivir solo con vos.

—¿Ay enserio? Más tierni.

—Con tal de no estar presente cuando explote la bomba.

Dentro del FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora