XXIV

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Jonathan

No me doy cuenta de lo desiguales que pueden ser las vidas de cada uno hasta que miro bien las cosas que tiene Mateo.

El departamento es bello y tiene una hermosa vista. El lugar es monocromatico por donde lo mires, siendo el blanco el color domimante.

La mesa y las sillas son blancas, las paredes son blancas, las cortinas, los muebles, las tazas, los platos. ¿Acaso este tipo no puede cortar tanto blanco con otro color?

Hay una señora que no es pariente de Mateo limpiando la mesa donde acabamos de almorzar. Fue sorpresiva mi reacción cuando Mateo medio se alteró porque apenas terminamos de comer quise levantar la mesa y mandé a Rocky a lavar los platos.

Claro, esa vida no se vive acá, estoy en otro mundo, un mundo que me causa algo de repulsión. Y es que si hay algo que me incomoda de por demás eso es la comodidad. No me gusta ser servido, no me gusta la perfección y por sobre todo no me gustan los niños ricos.

Odio lo perfecto, quizás porque soy un perfecto imperfecto.

—En cuanto a este tal "Forastero" voy a mandar gente para que se encargue.— comenta Mateo mientras se cruza de piernas.

—¡Nosotros podemos encargarnos!— dice Rocky y casi siento el deseo de cachetearlo.

—No Rocky. Por lo menos no para mi. Tengo contactos que pueden encargarse de este tipo de cosas. Quiero que ustedes se enfoquen únicamente en el transporte de la carga y que llegue sana y salva a buen puerto.

Las palabras de Mateo me tranquilizan. No quiero convertirme en un matón, no lo soy, aunque miles de veces halla estado al filo de la muerte y de matar gente nunca lo hice y espero nunca tener que hacerlo.

Rocky es distinto, es un volcán en erupción, es adrenalina pura y la persona más impulsiva que conozco. Sin mencionar su eterno amor por el dinero, amor por el cual podría matar. No creo que ame tanto a Chechu como al dinero.

—Ok pero si necesitás un esfuerzo extra solo tenés que avisar.— le dice y ambos sonríen en complicidad. ¿Desde cuando son tan amigos?

—¿Quieren que les consiga más armamento para que puedan defenderse mejor?

—Creo que no es necesario.—Rocky ahora se acomoda en la misma postura de Mateo.— Con nuestras dos pistolas y con Martita ya tenemos lo que necesitamos. Además, tengo al mejor conductor del mundo conmigo no lo olvides.— Rocky me mira y me guiña un ojo.

Yo solo me limito a sonreír por el cumplido. Nunca hago más que eso cuando me hacen un cumplido.

—Has estado muy callado Jhoni.— comenta Mateo.— ¿Hay algo que te esté incomodando?

¿Por donde empiezo? Más que incómodo me siento preocupado porque 1 mi vida corre más peligro ahora que nunca 2 hay un loco encapuchado que nos sigue el rastro 3 no confío en vos y 4... probablemente pierda al amor de mi vida.

—Nada, solo... yo nada más quiero sacarme de encima a este tipo.

—No te preocupes por el famoso "forastero". Para cuando sea la hora del gran trabajo se van a acordar de este momento y nos vamos a reir mientras degustamos unas frescas cervezas alemanas ¿les gustan las cervezas alemanas?

—Cuando se trata de cerveza no me importa su nacionalidad.— responde Rocky y cominzan a reir.

Estoy estacionado frente a la casa de Rocky. Lejos de la insoportable perfección del departamento de Mateo.

—Decilo.— Rocky me mira sin expresión alguna.— Lo que sea que te esté dando vueltas la cabeza, decilo ahora.

—Esto va a salir mal.

Dentro del FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora