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Jonathan

Ella baja rápidamente del auto. No me da tiempo de nada, solo corre hacia su puerta despavorida cómo huyendo de un terrible error. Antes de darme cuenta ya entró a su casa.

Yo me quedo quieto, contemplando la misma nada, decidiendo cómo sentirme respecto a esto. Mi respiración produce un suspiro constante que se repite cómo una letanía. Refriego mis ojos y mi cabello en busca de algo que no va a venir: paz.

La musica en el estéreo me promete un viaje placentero pero no calma la tormenta en mi interior, dicha tormenta se alimenta de una pregunta que engloba muchas más: ¿por qué?

¿Por qué tuvo que decirme eso? ¿por qué me lanza esta bomba ahora? ¿por qué es tan hermosa?... esta última pregunta es la peor de todas. No existe lógica en negarse a tener algo con Camila, es bella por donde la mires. Lo único que puede hacer a un hombre negarse a sus encantos es lo emocional ya no tanto lo racional. Tengo códigos y espero mantenerlos.

Camila podrá ser hermosa pero hay algo que juega en su contra... ella no es Ariana.

*******

—¿Que tal están esas torrejas?— pregunta Chechu mientras con la boca llena le levanto el pulgar en señal de satisfacción.

—¿Torrejas?— pregunta Rocky frunciendo el ceño.— ¿que no se llaman croquetas?

—Yo les digo asi Rodrigo, no jodas.

—En el norte se les dice "torrejas".— agrego mientras me limpio las manos.

Estamos en la mesa de la casa de Rocky. No había plata para una comida más abundante asi que salieron esas croquetas... o torrejas. En realidad, sí hay dinero para algo más abundante pero es el dinero "sin tratar" del último viaje y Rocky tiene sus reglas respecto a no tocar el dinero hasta que todo esté en orden.

—Jhoni hoy me junté con Marcos, pasó a verme por el taller.

—¿Que te dijo?

—Quería saber si nos hacía falta algo antes del gran golpe.

—Pero falta todavía para el gran golpe.

—Falta poco menos de un mes. Eso pasa volando.

—¿Y que le pediste?

—¿Te acordás del auto que perdió Emi? Hace cómo tres años.

—¿El Torino?

—Si, le pedí si me lo podía ubicar.

—¿Qué? ¿enserio? ¿para qué?

—Para correr TC. ¡Para que lo tengas vos boludo! ¿para que va a ser?

Mi corazón comienza a palpitar fuerte cuando pienso en ese auto. Emi lo amaba, lo cuidaba cómo oro y lo llevaba a todas partes. Un día, un trabajo salió mal y Emi quedo con una deuda importante. Me iban a matar y a Rocky. Él tipo en cuestion era un mafioso bastante notable de Buenos Aires.  A último momento, Emi ofreció su auto al porteño y este nos perdonó la vida.

Si ese auto volviera, sería hermoso. Sería tener un pedazo más de Emi, una extensión más de su ser.

—Rocky... no sé que decir.

—No tenés nada que decir, lo que sí, cuando lo consiga lo vamos a tener que buscar nosotros ¿ok?

—Claro, no tengo drama.

Dentro del FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora