Ariana
Estoy muerta de miedo, en mi cabeza reflotan miles de voces diciéndome que esto va a salir mal que no estoy lista que debo arrepentirme y volver a mi casa sana y salva.
Pero mi corazón es una página aparte. Me grita que lo haga, en el fondo tengo el presentimiento ardiente de que puedo hacer esto.
—¡Estás loca!—dice Jonathan casi gritando.—no puedo permitir que hagas esto ¿En qué estabas pensando?
—Pienso que es lo mejor. Tu tío está mal de salud y vos estás mal herido. Sabés que es la mejor opción.
—Ariana, ni siquiera sabés manejar.
—¡Si sé manejar! No tan bien cómo vos pero me defiendo.
—Jhoni, sé que no querés escuchar esto, pero ella es nuestra mejor opción.—Alberto suena convencido y no pensé que él me podría apoyar.
Jhonathan comienza a refregarse la cara, no me imagino la frustración que debe estar sintiendo. Trato de no ponerme en su lugar porque si lo hago probablemente me daría la vuelta y me iría.
—Ok, vas a ir, pero vas a ir conmigo. Vas a necesitar ayuda.
—¡Ni lo pienses! Estás mal Jhoni, tenés que hacer reposo.
—Ariana...
—Yo voy a ir con ella.—interrumpe Chechu... sí, creo que era Chechu ¿no?—Juntas lo haremos más rápido.
Jonathan y su tío se miran con desconfianza, ninguno de los dos está convencido. Decido hacer lo que creo correcto.
—Escuchen, estamos perdiendo el tiempo. Tenemos que irnos ahora.
—Exacto.—agrega Chechu.—En este preciso momento pueden estar moliendolo a palos. Tenemos que irnos.
—Dame las llaves del auto Jhoni.—extiendo mi mano. Él tiene una expresión seria, muy, muy seria.
Se queda inerte, pensativo. Solo puedo imaginarme que clase de batalla se libra en su mente o corazón.
Finalmente agarra las llaves del llavero de madera en la pared y me las extiende. No me mira, solo alarga su brazo ofreciendome las llaves.
Me acerco a él, busco sus labios y lo beso mientras tomo las llaves. Me quedo mirando el profundo desierto oscuro de sus ojos.
—Voy a estar bien, lo prometo.
—Mucho cuidado. —dice débil.— Por favor.
Me doy la vuelta y comienzo a retirarme. Chechu va detrás de mi.
Nos subimos al auto. Cuando lo enciendo me doy cuenta que no tengo ni idea de donde vamos.
—Esperá.—digo repentinamente. Y la primera de mis insegurdades sale a flote.—Sabés donde vamos ¿no?
Chechu se voltea a verme. Ríos negros caen cómo vertientes de sus ojos, la desesperanza aún no la abandona, casi puedo sentirlo.
—Si, arrancá, yo te voy guiando. Primero tenemos que ir al galpón a buscar la plata y después a enterrrarla.
Díos... ya me cansé de solo escucharlo. Casi quiero arrepentirme.
Sigo las directrices de Chechu y ya voy medianamente encaminada al lugar donde nos dirigimos.
Después de direccionarme no hay mucho de que hablar por lo tanto un silencio incómodo se gesta entre las dos.
Cuando la veo a ella, veo personificados los miedos de Jhoni. Él no quiere que esté así, demacrada y llena de miedo. No teniendo la más mínima idea de que podría o no podría estar pasandole al amor de mi vida en estos momentos.
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Dentro del Fuego
RomanceAño 2002. Argentina sigue sufriendo las consecuencias de la crisis económica. Ariana es una joven de familia y amigos, es amable y cariñosa y se encuentra cursando su último año escolar, pero nadie sabe (ni siquiera ella misma) que esconde un secret...