XIV

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Jonathan

Claro... tiene sentido... era demasiado perfecto para ser real. No carece de lógica, de hecho, está totalmente justificado por una ley sempiterna: "en este mundo los lazos están hechos para romperse".

Esa frase es de Emiliano, él me la enseñó. Y si estuviera acá, me la estaría repitiendo, y yo le diría que tiene razón, que estaba en lo correcto y que el equivocado era yo. Y que nunca debí acercarme a Ariana en un principio.

Lo repito, la soledad es el precio que se paga cuando se elige esta vida. Los amigos, novias, esposas, conocidos amigables, amigovios, cualquier persona que se ponga cualquiera de estas etiquetas está sometida estrictamente a una ley de daño colateral.

La sangre es otra cosa, como en mi caso, mi tío y Magui. Con suerte, criaremos lo suficientemente bien a mi hermana para que elija una vida distinta. Lejos de Comodoro, lejos de la sangre, lejos del daño colateral.

Pero, aún sabiendo todo esto... no quiero alejar a Ariana, no quiero que nos volvamos unos perfectos extraños. No quiero que estos últimos días queden como un lindo tiempo el cual recordaré con una sonrisa cuando sea viejo (si es que llego a viejo, el promedio de vida para un criminal es de 40 años, hay excepciones, como mi tío y Enrique)

Estoy frustrado, dolído, enojado, triste y lo peor de todo es que no tengo a quien contarselo. No puedo contarle a Rocky, a pesar de que me ha demostrado su confianza, símplemente no puedo agregar la palabra "policía" a ninguna conversación que podamos mantener, eso no resultaría nada bien. Magui es muy pequeña y no entendería. Y mi tío está viejo y adolorido, no tengo porqué sobrecargarlo.

Esta frustración y rabia tendrán que morirse conmigo. Lo sé. No hay porqué darle tantas vueltas al tema.

-¿Que dice toda la palabra?-le pregunto a Magui mientras pongo mi dedo en su hoja de tareas.

Estamos sentados en nuestra mesa mientras el tío mira el informe deportivo.

-Cabalaza.-dice con seguridad y sonríe.

-Sabés que no dice eso. Podés hacerlo mejor. Dale.

Frunce el ceño y se toma su momento para pensar.

-Cazabala.

-Magdalena...

-¡Eso dice!

-Esa palabra ni siquera existe.

-¡Si existe!-protesta.

-Decíme que dice acá. Dale, mirá, Ca-la-ba-za. ¿como se dice todo junto?

-Cazabala.-responde desafiante.

-¿Querés que te castigue?-le levanto la voz frustrado.

-¡Nadie quiere que lo castiguen!

-Entonces decíme ya, que dice acá Magui.

-¡Ya te lo dije!-casi grita.

-Ok. ¡Estás castigada! No podés mirar la tele por dos días. ¡Y no vas a ir a la casa de Marina!

-¡Se llama María! ¡Y vos no sos mi papá o mi mamá para castigarme!

-¡Andáte a tu habitación antes que me enoje mocosa!

-¡Te odio! ¡Odio esta casa! ¡Quiero una puta vida normal!-golpea fuertemente la mesa y corre hacia su habitación.

-¡Hey! ¡Esa boca! ¡Que yo no te escuche!

Me refriego la cara en señal de frustración. Y luego veo a mi tío relajandose con una botella de cerveza mientras mira tele en el sillón.

-Espero que hallas disfrutado la función.-Exclamo irónico.

Dentro del FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora