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Ariana

Miro la luna, resplandeciendo en todo su esplendor, resplandeciendo en un cielo sin nubes. Iluminando mi hinchado rostro, sacando a relucir las impurezas de mi cutis y lo rojizas que se encuentras mis mejillas.

A veces, solo a veces, me gusta pensar que soy alguien más, quien sea, cualquiera, menos yo. A veces pienso que soy Camila, a veces simplemente pienso que soy un transeúnte aleatorio que veo cruzar por el frente de mi casa. Me imagino una vida completamente distinta, una existencia paralela tan distante, tan desigual... pero sigo siendo yo, sigo atascada en este cuerpo, anclada a esta piel, obstruida por una vida que no elegí.

Sé que es de desagradecida, sé que hay mucha gente sufriendo, sé que hay mucha gente mil veces peor que yo, sobre todo con todo el tema de la crisis del país. Pero simplemente no puedo negarlo, no puedo evitar divagar, imaginar y proyectarme en otra realidad.

Aunque hay una realidad quizás no muy inverosímil en la que me puedo proyectar perfectamente, un lugar de paz, un lugar cálido y reconfortante... los brazos de Jhoni. Me imagino reposando en ellos, en esos brazos fuertes y firmes sosteniéndome, impidiendo que me rompa completo, pero igual predispuesto a romperse conmigo.

No entiendo porqué tardan tanto en tomar una decisión, no entiendo porqué no hicieron lo mismo con Mariano ¿porqué con Jhoni hacen un debate haciéndome la vida imposible? ¿Por qué?

Repentinamente siento la puerta de mi habitación abrirse de a poco, tiene un crujido característico. Víctor ingresa muy de a poco.

—¿Puedo pasar? —pregunta con curiosidad asomando solo una parte de su cabezota.

—Básicamente ya estas adentro —respondo y vuelvo a apoyar mi mentón en la barandilla de mi ventana,

—Vine a ver como estabas, ya me voy.

—¿Qué? ¿A dónde te vas? —me giro a mirarlo y lo veo con un jean planchado, y uno de sus buzos nuevos y también perfectamente peinado con gel— ¿Por qué estás vestido así? ¿Vas a salir?

—Que te importa tarada ¡Dejá de preguntarme tantas cosas!

—Pero ¿por qué no puedo saber?

—Bueno, me voy entonces ¡Chau! —exclama exasperado y amenaza con irse.

—¡Bueno! ¡Perdón! ¡No te vayas ¡ ¡Vení! —lo obligo a sentarse a mi lado, lo hace a regañadientes pero por lo menos logré que se quedara— ¿De verdad veniste a ver como estaba?

—Si ¿tan raro es?

—¿Viniendo de vos? Si, es un poco raro. Pero igual lo aprecio, de verdad. Y estoy bien Vic, no te preocupes por mí.

—¿Todavía no te dicen nada?

—No, me tienen en un silencio ensordecedor.

—Es raro, dejaron de pelear hace como una hora, estarán discutiendo en voz baja.

—Quizás se mataron el uno al otro y ahora están los dos desangrándose en el suelo.

—¿Podrías no ser tan estúpida Ariana?

Le doy un empujoncito y me río. El se une a mi risa aceptando finalmente la broma. Y mientras el ríe, un pensamiento me invade... si Víctor no estuviera acá, estaría total y completamente sola. No puedo negar lo esencial que ha sido en mi vida.

—¿Quién es? —pregunto sonriéndole.

—¿Quién es quién? —pregunta mirándome de re ojo y arqueándome una ceja.

—Dale Víctor, no vas a salir con tus amigos, vestido así. Tenés una cita, a mi no me engañas.

Él mira al suelo un segundo y luego, la comisura de sus labios forma una curva, está sonriendo,

Dentro del FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora