Ariana
Lavo por tercera vez la taza blanca con un osito marrón agarrando un corazón rosa. Tres cafés no parecen ser suficientes, y a la vez sí lo son. Los nervios incrementan, se supone que tendría que haber llegado hace rato, no tendría que tardar tanto... o quizás sí, quizás de eso se trate todo esto. Su trabajo es impredecible, esto es lo que significa ser su novia, esto es lo que me espera, por lo tanto no puedo hacerlo... no puedo perder los estribos, no puede ser que cada vez que él se tarde tanto a mi me dé un ataque de pánico.
Tenés que superar esto Ariana, si de verdad, de verdad lo amás, tenés que superar el hecho de que esto va a suceder siempre. Dijeron que esta vez no habría estupideces, ambos lo dijeron, por ende, no actúes como una estúpida, Jhoni te necesita y tenés que estar lista para cuando él vuelva.
De pronto, escucho algo, un ligero sonido generándose a una distancia considerable, una especie de leve quejido mudo, un pequeño gemido como encerrado dentro de una caja. Me acerco a la escalera intentando encontrar la fuente del sonido. Al acercarme logro reconocer de donde proviene, es Magui, está llorando. Asique corro hacia ella.
Pero antes, me detengo, esta niña no sabe que estoy acá, no puedo aparecer así sin más, podría asustarla, tengo que pensar mis movimientos. Es una niña pequeña en una situación muy delicada, debo calcular mis pasos para no complicarle más la existencia.
—¿Magui? —pronuncio su nombre y toco un poco la puerta— Magui, soy yo, soy Ariana, voy a entrar ¿ok?
Ella no contesta, solo continúa llorando. Ya sabe que Jhoni no está o simplemente está dormida llorando fruto de un mal sueño. No lo sé pero no puedo quedarme de brazos cruzados.
—Ey, tranquila, acá estoy —intento calmarla arrodillándome en el suelo a su lado y acariciando sus brazos con la mayor ternura posible.
—¿Dónde está mi hermano? —su llanto se intensifica y ahora suena definitivamente despierta.
—Ya viene, tuvo que salir a hacer algo pero va a volver dentro de un rato, me dejó acá para que te cuide.
—Quiero que venga, quiero que venga ahora —levanta la voz entre sollozos y me parte el corazón
No puedo evitar llorar, no puedo evitar conectar con su dolor. Empatizar con ella es lo único que puedo hacer ahora. Pero aún así tampoco debo perder el control de la situación, soy la mayor en el cuarto y mi misión es estar para ella.
—Ya viene, Magui, por favor, ya viene, no estés mal. Solo es un rato y va a volver, vas a ver qué va a volver.
Ella se da vuelta ahogando un grito y su respiración se entrecorta debido a que explota en lágrimas.
—¡Primero mi hermano y ahora mi tío! —su voz evidencia su dolor condicionado por su llanto.
—Magui, por favor...
—¿Por qué se tuvo que morir Emi? ¿Por qué se tuvo que morir mi tío? —me interrumpe y sigue gritando— ¡Y ahora Jhoni también se va a morir!
—Magui, por favor, no digas eso, te prometo que no va a pasar, te lo prometo. Jhoni va a volver, no se va a morir, no se va a morir.
—¡Me voy a quedar sola! —grita aún más fuerte, tanto que esta vez me asusta— ¡Todos se van a morir! ¡Me van a dejar! ¡Me voy a quedar sola!
En un impulso involuntario, me subo a la cama, a su lado y la abrazo. La abrazo fuerte, ya no digo más nada y permito que grite lo que ella quiera y que llore lo que necesite llorar. Simplemente abrazo su pequeño cuerpo tembloroso, esperando que mi fuerza logre estabilizarla. Siento como ella, convertida en un pequeño tornado, va regularizando su respiración mientras el llanto de gritos se convierte en simples quejidos. Lloramos tanto entre las dos que me sorprende que la cama no esté inundada.

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Dentro del Fuego
RomanceAño 2002. Argentina sigue sufriendo las consecuencias de la crisis económica. Ariana es una joven de familia y amigos, es amable y cariñosa y se encuentra cursando su último año escolar, pero nadie sabe (ni siquiera ella misma) que esconde un secret...