IX

90 7 0
                                    

Ariana

Los ejercicios de comprensión siempre son bienvenidos. Para algunos es torturante pero para mi es refrescante.

Cuando una actividad se me plantea teóricamente, mi cerebro entra en crisis. No me gusta para nada eso de "si Juancito va en bicicleta hasta Caleta Olivia ¿en cuantos kilometros acanza la serenidad espiritual del universo? Grafique"... no hay nada peor que ese tipo de actvidades.

En cambio, si me dan una lista de consignas numéricas para resolver calculando, puede que Matemática se convierta en mi materia favorita.

Supongo que me gustan más los problemas directos.

-Sale humo de esa cabeza.-dice mi madre apareciendo por el pasillo. Una vez más, bien vestida y dispuesta a salir. Literalmente siento asco.

-No me digas, otra reunión.-trato de que no se note tanto la ironía en mi voz.

-No. Voy a ver a Silvia, una amiga del norte. Se va a quedar unos días asique quiero aprovechar.

Me siento insultada. No puedo creer que piense que soy tan estúpida.

-Aprovechá al maximo entonces.

-Siempre lo hago.-sonríe maleficamente y sale por la puerta con su maldita costumbre de no saludar.

No pensé que este día podría empeorar pero lo acaba de hacer. La odio, la odio con toda mi alma pero más me odio a mi porque no tengo el valor para enfrentarla. No me sale decirle nada y en caso de que si pudiera reclamarle ¿Que pruebas tengo de su crimen? ¿Con que evidencia la confrontaría? Básicamente solo tengo mi intuición y un par de sospechas debido a su sumamente raro comportamiento.

Empiezo a considerar el plan de espionaje de Cami que consiste en seguir y observar a mi madre. Es el más estúpido invento que se le pudo ocurrir pero creo que es la única manera que tengo de aclarar mis dudas.

La puerta suena con seis golpecitos. Me parece raro, nadie viene a esta hora.

Me levanto y voy hacia la puerta y cuando la abro... no puedo creer que estoy viendo a Jonathan sosteniendo una enorme barra de chocolate.

-Jonathan... ¿porqué?-es lo único que me sale.

-¿Porqué no?-pregunta levantando los hombros y sonriendo un poco.

Me quedo colgada. Sostengo el chocolate ridículamente pesado en mis manos y siento los saltos de mi corazón que amenazan con reventar mi pecho como cuando nace un xenomorpho.

¿Acaba de tener un gesto conmigo? ¿Fue a gastar dinero en mi? ¿Pensó en tomarse la molestia y traerme esta hermosura a mi casa?... ¿Acaso es ciego?

-Eee.. bueno... creo que mejor me voy. Quería traerte esto nada más...-dice mirándome nervioso y comienza a retirarse.

De pronto, siento la extrema urgencia de que entienda que quiero que se quede pero como nunca nadie fuera de mi familia me había tomado en cuenta asi no supe como reaccionar.

Corro hacia él desesperada. Ya está por llegar al auto, si dejo que entre a ese vehiculo lo voy a perder para siempre. Agarro su brazo fuertemente no me importa si lo estoy dañando.

-¡Esperá Jhoni!-sacudo la campera de su antebrazo.-Perdón, me colgué, fue sin querer. Quedáte.

-¿Estás segura? Puedo volver otro día si querés.

-¡No!-noto que mi voz se alza más de lo normal.-Por favor... pasá...

Recien cuando lo veo poniendo su campera en la silla es cuando mi corazón se tranquiliza. ¿Estoy siendo exagerada? ¿Acaso estoy sintiendo demasiado como para tan poco tiempo?

Dentro del FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora