Jonathan
Mientras miro la mesita de luz blanca, me rasco la palma de la mano izquierda, siempre que estoy nervioso hago lo mismo, y siempre en la misma mano. Nadie está observando, estoy completamente solo mientras escucho dos tipo diferentes de shows, el primero: los gritos de Magui y Víctor en la habitación contigua, se escucha no solo sus risas y enojos, sino también el videojuego en sí, no entiendo cómo pueden tener el volumen tan alto, dala la situación no le voy a decir que le bajen, pero bien que lo haría, no quiero salir de esta casi con una niña con un tímpano roto.
El otro show es un tanto distinto. Son por momentos murmullos, por otros gritos y por otros llantos. Son los tres... los dos padres y Ariana.
Me pidieron un momento a solas y obviamente se los concedí con la condición de que me permitan quedarme acá hasta que terminen. Solo espero que no lo vayan a tomar como una falta de respeto, odiaría que esa fuera la primera impresión que tengan de mí, espero que no confundan mi determinación con irreverencia. Lo que intenté es que vean que soy decidido y que cuando digo que quiero algo formal con su hija, lo digo de forma plenamente seria.
No voy a negar que hubiera una parte de mí que quería impresionar a Ari, sería hipócrita de mi parte no admitirlo, pero mi determinación fue completamente real.
Justo cuando estoy a punto de jugar con los cordones de mis zapatillas, cosa que hago cuando estoy aburrido, siento un tronar de puerta y veo al padre de Ariana bajar por la escalera y acercarse a mí. Tiene una expresión de agotamiento y unas ojeras notables que sugieren una falta importante de sueño.
De todas las preguntas posibles que me imaginé que me iba a hacer, jamás pensé que diría:
—¿Querés tomar una cerveza conmigo afuera?
[...]
La noche está fresca pero tranquila, el templado aire tibio que caracteriza el verano por venir, comienza a soplar. No hay viento, lo cual es casi un milagro en Comodoro, y es la noche perfecta para charlar afuera entre cervezas con el hombre que ayudó a crear a la mujer más hermosa que pudo pisar este planeta.
Me siento en el paredón bajo justo al lado del portón de la casa de los Ocampos, el padre de Ari está sentado en el mismo sitio pero del otro lado del portón, quizás nos separen unos dos metros, no mucho más.
Comienzo a impacientarme por el silencio, decido que lo mejor es romper esta incomodidad con una pregunta trivial.
—Linda noche no le par...
—¿Estás estudiando algo? —interrumpe mi pregunta trivial con una interrogante que me sorprende un poco.
No puedo decirle que soy un criminal, obviamente, es policía, no puede saberlo. Pero quizás sea mejor que decirle que abandoné cuatro cursos en menos de un año, eso da una pinta de fracasado que no se aguanta.
El debe querer lo mejor para su hija, así que, en orden de dejar su mente tranquila, decido mentir... mentira que intentaré solucionar en un futuro próximo.
—Sí, estoy estudiando Geografía en la San Juan Bosco.
Odio mentir, lo detesto, pero detestaría más irme de acá sin Ariana. Me siento mal, pero ya pasé demasiado tiempo sin ella, no puedo volver a perderla.
—Ah, que bien ¿Profesorado o Licenciatura?
Espero que no indague más porque ya no quiero ahondar más en esta farsa.
—Licenciatura, segundo año.
—Que bueno, tengo un amigo que enseña Geografía Física en primer año, se llama David López ¿lo conocés?
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Dentro del Fuego
RomanceAño 2002. Argentina sigue sufriendo las consecuencias de la crisis económica. Ariana es una joven de familia y amigos, es amable y cariñosa y se encuentra cursando su último año escolar, pero nadie sabe (ni siquiera ella misma) que esconde un secret...