LXI

28 2 5
                                    

Ariana

El gris se apodera de todo, las paredes, la mesa frente a mí, la silla en la que me encuentro sentada, el techo e inclusive las luces incrustadas en este último tienen una cobertura negra con terminaciones grises.

Es demasiado... ¿Por qué no pudieron cortar el gris con algún otro color? ¿Por qué no un rojo? O quizás un azul cobalto... o inclusive un negro azabache, lo que sea, menos gris, no soporto ver más el gris...

O quizás ya no soporto el silencio y el hecho de estar sola en una habitación con una docena de policías escondidos detrás del vidrio templado, hablando entre ellos a ver quién viene a hablar conmigo. Seguramente mi padre esté allí. Si no entra el, alguien más lo hará.

Su estrategia puede ser, entrar él mismo y apelar al sentimentalismo de nuestro vinculo para manipularme y que cuente todo lo que sé. La segunda opción sería que envíe alguien más, quizás el mismo policía que me trajo hasta acá, para interrogarme y de esa forma lavarse las manos. Lo que sea con tal de llegar a Jhoni.

No tengo certeza de absolutamente nada de lo que podría llegar a ocurrir... pero sí sé que debo encontrar la forma de salir de esta situación sin perjudicar a Jonathan. El no tiene la culpa de nada de esto, menos Maggie...

La puerta suena repentinamente y me estremezco por el susto. El ruido no fue tan fuerte, pero es que el silencio era tan ensordecedor que el simple sonido de un escarbadientes cayendo al suelo me hubiera aterrorizado.

El mismo hombre que me pidió que lo acompañe hasta acá, es el que ingresa por la puerta. Trae consigo una carpeta marrón con varios papeles adentro.

Ahora que lo veo con una luz blanca fuerte y no la intensa oscuridad de la casa de Jonathan, observo que es mucho más joven de lo que me había parecido antes, quizás de unos treinta años, barba negra recortada recubriendo todo su mentón y uniéndose a su bigote formando un perfecto candado. Tez blanca casi pálido, delgado y alto, muy alto.

Tiene un traje negro definitivamente hecho a la medida, camisa negra y sin corbata.

—Hola de nuevo Ariana —saluda para luego sentarse del lado opuesto de la mesa—. Imagino que te encontrás confundida y con muchas preguntas.

—Sí, definitivamente así es como me siento... ¿oficial?

—No, no, no soy policía, bueno, lo fui alguna vez pero, digamos que en un punto de mi vida aspiré a algo más. Y por eso estoy acá con vos, hoy.

—No entiendo, si no sos policía ¿Qué sos? ¿Y qué querés conmigo?

El se queda parado sin contestar, mira un momento hacia abajo y luego se sienta en la mesa frente a mí.

—Me llamo Gael, Gael Montenegro, trabajo actualmente en la Auditoría General de Asuntos Internos, en Buenos Aires... ¿sabés qué es Asuntos Internos?

Me tomo un momento para contestar, no porque no sepa lo que es lo que me acaba de describir, sino porque la conversación que estamos teniendo está tomando giros realmente inesperados, y eso me confunde.

—Ustedes investigan corrupción en la Policía ¿no?

—Básicamente, si. En la Auditoría General de Asuntos Internos, se reciben denuncias por el mal desempeño del personal policial las 24 horas y los 365 días del año. Ese... "mal desempeño" puede ser corrupción policial, abuso de autoridad, violencia o indiferencia policial. En caso de presenciar, conocer, o ser víctima de un hecho grave en el cual se encuentre involucrado personal policial, la gente acude a nosotros.

La seriedad que ha tomado el asunto me toma por sorpresa. Pensé que íbamos a hablar de Jonathan, sin embargo estamos acá... hablando de corrupción policial.

Dentro del FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora