XXXIII

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Ariana

—¿A dónde vas?— pregunta mi padre intrigado cruzandose de brazos mientras arquea una ceja en señal de intriga.

—¿Qué?— pregunto confundida.

—Dijiste "sí Rocky, ahí voy" antes de colgar... ¿a dónde vas?

Y ahora me detengo a analizar la situación ¿Que debo hacer? ¿ser honesta? ¿o mentir para evadir el cuestionario? Sucede que la última vez que hice eso, Camila salió perjudicada. La mentira suele ser una escapatoria fácil pero las consecuencias que trae luego pueden ser nefastas. Y no estoy dispuesta a desafiar la amistad de Camí nuevamente ni la de nadie más.

Decir la verdad puede ser conveniente hasta cierto punto. Siempre y cuando papá comprenda que no se puede meter y que no debe contarle a nadie. La cuestión con decir la verdad, es que en ciertas ocasiones puede traerte gran dolor.

Ok, me decidí. Seré sincera con papá, después de todo, no lo veo nunca y quizás quiera lograr algo de complicidad con su "reina" enmendando un poco su ausencia constante.

—Voy a ir a ver al tío de Jonathan, está internado en el regional. Por favor no le digas a Mariano.

Ahora frunce el ceño manifestando su desconcierto ante lo que le he largado.

—Ariana... ¿Jonathan? ¿seis meses después?

—Papá, sé lo que e vas a decir pero...

—Te escuché llorar todas las noches hasta dormirte por lo menos dos meses. Te vi angustiada todo el día ¿realmente estás segura de lo que estás haciendo?

—Si pa, estoy segura, él fue un buen hombre y siempre me trató muy bien y al parecer la está pasando muy mal y no quiero quedar con cargo de consiencia si le pasa algo y no me hice el tiempo para ir a verlo.

Ahora la tensión en su entrecejo se alivia y puedo ver con más claridad sus ojos llorosos. Lanza un suave resoplido quizás en rendición ante mis términos.

—Ok Ariana, podés ir, pero por favor... no vuelvas tarde.

—¡Gracias papá!— corro hacia él y encierro su cuello en un abrazo.—Muchas gracias enserio.

—Una cosa más.— me dice mientras me descuelgo de él.—Si no vas a concretar nada con este chico, haceselo saber, no lo sigas ilusionando ¿puede ser?— haciendo referencia a Mariano quien acomoda sus lentes mientras habla con mí mamá en la mesa.

—Papá...

—A otro perro con ese hueso. Si vas a ir, andá ahora antes de que se haga más tarde.

Me acerco a la mesa acomodando mí morral detrás de mí y todos me quedan mirando.

—¿Porqué tenés puesta una campera?— pregunta mí mamá viéndome de reojo mientras le da un sorbo a su Chardonnay.

—Me tengo que ir, vuelvo más tarde. Mariano ¿nos vemos mañana?

—Pero ¿a dónde te vas?— pregunta tragando rápidamente el jugo en su boca.

—Tengo el tío de un amigo hospitalizado en el Regional, tengo que ir a verlo.

—Bueno te acompaño.— dice él poniéndose de pie y agarrando su campera.

—No creo que ella quiera que vayas.— comenta Víctor sonriendo mientras juega con un escarbadientes.

—¡Vos callate! Pero si, no creo que debas ir, puedo ir sola, gracias igual.

—No, no, nada de eso. Es muy tarde y la noche afuera es muy peligrosa ¿sabían que el vandalismo incrementó un veintitrés por ciento solo en Comodoro este año?

Dentro del FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora