PRÓLOGO

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Septiembre 2012

Tengo sed, el vaso de agua que está en la mesa ante mi vista es tentador pero por alguna razón que desconozco no quiero tomarlo porque si lo tomo quizás ellos podrían darse cuenta de lo débil y nerviosa que me encuentro. Si agarro ese vaso y comienzo a temblar y el vaso se rompe, eso podría arruinar mi fachada y si mi fachada se arruina y no cumplo con mi misión entonces no sé que voy a hacer con mi vida.

Esta es mi última oportunidad, si pierdo esta chance... lo pierdo todo.

Los dos policías frente a mi me miran analizándome. Quieren encontrar una chica que no existe. Una mujer que murió hace mucho tiempo. Uno de ellos se muestra más amable, incluso me ofreció medialunas y un café, propuesta de la cual decliné. La otra oficial supongo que hace el papel de la "policía mala" pensé que estos conceptos se aplicaban solo a la ficción pero aparentemente no.

—¿Qué edad tiene usted señorita? —pregunta el hombre barbudo de camisa y corbata, o sea el "bueno"

—Veintisiete.

—Coincide con la edad que tendría la señorita Ocampo en este momento.

¡Qué estúpida soy! ¡¿Por qué carajo le di mi edad verdadera?! ¿Qué me pasa? Estoy perdiendo la capacidad de mentir. Debo desviar su atención, debo ser más inteligente.

—Coincide con un millón de chicas de veintisiete años —respondo con cierto aire de superioridad.

—¿Me repite su nombre por favor?

—Malnati, Vera Malnati.

—Hola Vera, soy Verónica, mucho gusto —dice la otra oficial quien seguramente es una agente de investigación—. Estaba mirando tu perfil fiscal y noté que después de tu colegiatura no volviste a hacer nada más. No tenés ningún aporte jubilatorio ni estás registrada en ninguna base de datos ¿a qué se debe eso?

—Nunca encontré un trabajo en blanco. Cuando lo encontraba algo sucedía y no podía terminar los trámites fiscales. Algún día voy a encontrar un trabajo estable ¿Qué tiene de malo que te vaya mal en la vida?

—Tiene mucho de malo, Vera —arega el oficial— No le hace bien a tu psique, ni a ninguno.

—Me refiero a que el hecho de que me haya ido mal en la vida no supone un delito ¿O sí?

—No, no tiene nada de malo, salvo que todo apunta a que nos estás mintiendo respecto a tu identidad.

—Ya les dije que no soy quien ustedes creen.

—Tomáte un momento para mirar esa foto. Fue tomada en 2002, diez años atrás, plena crisis económica, prácticamente imposible de olvidar —la oficial mala me tira agresivamente una foto en la mesa.

—¿Cuántas veces se los voy a tener que repetir?

—Es que, yo miro esta foto y te veo a vos. No veo a Vera Malnati, veo a Ariana Ocampo.

—Les juro que se equivocan.

—Vera— el otro oficial vuelve a hablar— Hubo un evento catastrófico que tuvo lugar en Comodoro Rivadavia en 2002. Fue un hecho impactante al igual que misterioso. Tenés que ayudarnos a entender, queremos saber que fue lo que sucedió y sabemos que Ariana Ocampo fue clave esencial en lo ocurrido.

Tomo un respiro. Mis palpitaciones bajan y quiero que vean la serenidad que puedo demostrar. Porque aunque ellos piensan que soy Ariana no podrían estar más equivocados, de hecho, ella estaría regañándome por esto, ella era así. Que nos parezcamos físicamente no tiene nada que ver, no podríamos ser seres tan distintos.

—Ustedes están pasando algo por alto —comento con seguridad y convicción.

—¿Qué cosa?

—Ariana Ocampo murió hace diez años.

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