LXIII

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Ariana

—¿Por qué tengo que usar un chaleco anti balas? —pregunto nerviosa mientras dos chicas policías me ponen esta extraña armazón por encima de mi cabeza.

—Por seguridad —responde Gael con determinación mientras examina con detenimiento cada movimiento que hago— Un chaleco antibalas es una pieza de armadura corporal que está diseñada para proteger tu torso de los proyectiles de armas de fuego y de la metralla de las explosiones, especialmente en la cabeza y en la parte superior del torso.

—¿O sea que si alguien me dispara el chaleco detiene la bala? —pregunto con algo de esfuerzo porque una de las policías acaba de apretarme demasiado el costado.

—No, no detiene la bala, pero se deforma cuando la bala lo golpea, y la energía del impacto es absorbida por las fibras del chaleco.

—No sé como sentirme con esa respuesta.

—Esto es solo una precaución Ariana, no te preocupes, todo va a salir bien.

En ese momento hago unos segundos de silencio para oír lo que pasa afuera, y es espeluznante. Estamos básicamente en una zona de guerra, es como si fuera de este edificio toda la ciudad estuviera intentando matarse los unos a los otros.

—Eso suena muy mal ¿Cómo estás seguro de que todo va a salir bien?

—No es mi primera vez en situaciones así, y todo mi equipo está entrenado y preparado para situaciones de este calibre.

No hay forma de calmarme, lo acabo de comprobar. No hay camino posible que me lleve a una mínima relajación, eso sin contar la profunda ambigüedad moral que estoy sintiendo. Literalmente me acaban de pedir que entregue a mi papá, quien se metió en esto para vengarse de lo que me hicieron... nada tiene sentido...

—Ya está lista —afirma una de las policías que me estaba poniendo el chaleco.

—Ok, si el transporte está listo, nos vamos.

—¿Dónde vamos exactamente? —pregunto con el nerviosismo dejándome sin aire para mantener una simple pregunta.

—Te lo explico en el camino, te lo prometo.

—Confirmado, el transporte está listo —afirma la policía que me acababa de acomodar el chaleco.

—Bien ¡Todos a la puerta principal! ¡Rápido! ¡Rápido! —ordena Gael a sus agentes y todos se preparan para salir a la zona de muerte que nos aguarda afuera.

En ese exacto momento todos los agentes con sus respectivos uniformes muy similares al GOE, excepto por la parte de las hombreras que en este caso parece mucho más marcada que la anterior mencionada, se unen en dos filas frente a la gran puerta que con sus dos pequeñas ventanas nos irradia con la luz de afuera. Me sorprende lo sincronizados que parecen estar todos, se nota a leguas que son un equipo sumamente preparado para situaciones como estas. Pero, extrañamente, eso no me tranquiliza, todo lo contrario, me pongo aún más nerviosa de lo que ya me encuentro. Es como si la preparación y el número de hombres que me protege fuera proporcional al peligro que me aguarda allá afuera. Después de todo, la ciudad entera está en pie de guerra, no hay ejercito que pueda prepararme para lo que hay ahí.

—¡Afuera! ¡Ahora! ¡Rápido! —ordena Gael y los primeros policías salen.

Apenas abren la puerta y el brillo del exterior nos inunda, mientras siento como la luz me baña en su cálido abrazo, también un espeluznante olor a pólvora y a cosas quemadas invade mis fosas nasales. Miro durante un segundo delante de mí y veo como ya han herido a un oficial de un balazo. No alcanzo a ver si este muere porque los cinco o seis policías que tengo detrás me empujan para que siga adelante.

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⏰ Última actualización: Nov 05 ⏰

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