XVI

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Jonathan

Me miro en el espejo pero este no parece reflejarme. Hay alguien más ahí, alguien que se parece a mi pero no soy yo.

Siento un abismo de distancia entre el Jonathan de hace dos semanas atras y el de ahora. Pareciera que alguien reemplazó un ser por otro.

Culpar a Ariana de todo esto es inevitable pero también injusto. Ambos sabíamos que esto no podía terminar bien. Es que los factores se ponen en fila y todo cuadra como una ecuación matemática.

Su padre es policía, su madre sabe quien soy y por alguna razón que todavía desconozco no lo ha revelado. También está el hecho de que algo anda muy mal con Ariana y todo parece girar en torno al mes desaparecido en el hospital. Este hecho la ha consumido gradualmente aumentando su mal humor y ¿por que no?... su locura.

Pensé que podía ayudarla, de hecho estaba empecinado en apoyar su busqueda de la verdad pero ahora me doy cuenta que es imposible.

Se que todavía es una niña mimada y que le falta conocer un millón de cosas, sin embargo hay una oscuridad latente en ella que está a punto de estallar sin medir que tipo de daños puede causar. Yo quería amortiguar esa explosión pero ahora veo que estaba equivocado.

Es cómo si un pez se enamorara de un ave. Todo lo que hace vivir al pez puede matar al ave y todo lo que hace vivir al ave puede matar al pez. Así es el enfermizo lazo que me ata a Ariana... aunque si ella me pidiera que deje el agua para morir a su lado, renunciaría a mi sustento de vida con tal de no negarme a su amor.

-¡Acá Jhoni!-Grita Rocky.-¡Pasála!

Le pego a la pelota un derechazo y esta se cierne por sobre los jugadores entre Rocky y yo. A la pelota le falta fuerza y no llega donde tiene que llegar. Un jugador contrario intercepta la bola en el aire y comienza un contraataque hacia nuestro arco. Él jugador hace un gol clavando la pelota en el ángulo superior derecho del arco y comienza el festejo de los rivales. Rocky me mira con confusión. Le gesticulo un "perdon" y seguimos jugando.

Cuarenta minutos después, degusto el amargo sabor de la derrota. El equipo contrario nos ganó por 7 a 4, tres goles de Rocky y uno de un amigo, ninguno mío.

-Tranquilo Peroti.-dice Franco, el goleador contrario.-Quizás para la proxima capo.-comienza a reirse con sus amigos.

-¿Que onda con vos?-pregunta Rocky sentandose a mi lado en las gradas.

-¿Por?

-Estabas rre distraido hoy.

-A veces se gana y a veces no.

-No me importa el partido. Vos estás raro.

-Yo estoy bien. Tuve un mal día deportivo, nada más.

-¿Estás seguro? Acordate que podés hablar conmigo de lo que sea.

No Rocky, justamente de esto no puedo hablar con vos.

-Gracias. Pero no es nada, enserio.

-Ok. Esta noche tenemos una pequeña entrega pero con un cambio de horario.

-¿No va a ser a la una?

-No. Será a las 22. Asique andá a tu casa tranqui y pasáme a buscar a las 21:30 ¿te parece?

Dentro del FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora