𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏

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Charlie le había regalado una camioneta a Bella. Era naranja y algo vieja, pero era muy linda, o bueno, eso pensaba yo. Hoy era nuestro primer día de clases y estaba algo nerviosa; mis manos temblaban como gelatina y Bella lo había notado. Ella también se había acostumbrado a llevar dulces por si me bajaba el azúcar, ya que era muy común cuando me ponía ansiosa.

—Si te sientes mal, llámame e iré a recogerte —dijo Charlie mientras llenaba su termo de café.

Estábamos desayunando. Bella había hecho pancakes para todos, los míos con más azúcar y fruta picada con mucha miel, los de Charlie simples y los de ella solo con fresas. Me encantaba cocinar y a Bella también, así que siempre nos turnábamos en la cocina.

—Se les va a hacer tarde.

Bella recogió su plato y el mío, dejándolos en el lavaplatos.

—¿Tienes todo? —me preguntó y yo asentí—. ¿La insulina? ¿Dulces por si acaso? ¿El glucómetro?

—Sí, Bella —señalé mi maleta—. Todo está ahí, la insulina está en la lonchera, traigo en el bolsillo de mi saquito dos bombones y una chocolatina, y el glucómetro está también en mi bolso.

—¿Llevas suficiente hielo?

—Sí, además compré una lonchera en el aeropuerto que mantiene el frío. Solo tengo que dejarla en mi casillero y ya.

—Está bien, vamos.

Las dos salimos de la casa no sin antes despedirnos de Charlie. Durante el trayecto íbamos en silencio, un silencio que no era para nada incómodo. Saqué uno de los bombones de cereza que tenía en mi bolsillo. Íbamos a ser el centro de atención al menos por dos semanas; esto es un pueblo chiquito y que lleguen dos nuevas personas debe ser el gran chisme de la escuela, aún más cuando estamos iniciando justo a mitad de semestre.

Bajamos del auto y todos nos observaban. Me encogí de hombros y noté que Bella estaba igual de incómoda que yo. Me acerqué a ella lo más que podía sin tocarla, ella me sonrió intentando tranquilizarme. Todos murmuraban cosas y otros sin vergüenza nos señalaban.

—Lindo auto —elogió un moreno que estaba sentado al frente de la camioneta, pero no sé si se estaba burlando o lo decía en serio.

—Gracias —murmuró Bella mientras caminábamos en dirección a la escuela con los ojos de todos clavados en nuestras espaldas. Cuando entramos, la gente que había en los pasillos también empezó a murmurar, poniéndome aún más incómoda.

—¿Son Isabella y Roxanne las chicas nuevas? —las dos asentimos—. Hola, me llamo Eric, los ojos y oídos de este lugar —pasó uno de sus brazos por mis hombros, pegándome a él—. Lo que necesiten, una guía, una cita, con quien llorar...

—No me toques, por favor. —quité su brazo, alejándome de él, y solo me miró con los ojos abiertos.

—E-eh —tartamudeó.

—Bueno, en realidad... somos más de sufrir en silencio —respondió Bella con una sonrisa forzada.

—B-bueno, será un g-gran reportaje —miré a Bella muy incómoda—. Escribo en el p-periódico e-escolar y saldrán en primera p-plana —me miró nervioso—. Si no les molesta.

—Oh no, no, por favor, no vayas a hacer eso —dijo Bella apenada. Me miró para ver si yo quería, pero negué—. Ninguna de las dos quiere.

Eric se fue corriendo y murmurando cosas que realmente no entendí.

—Por Dios —mi prima me miró—. Este año va a ser demasiado pesado.

Ella asintió, estando de acuerdo conmigo. Teníamos que ir por nuestros horarios a administración o donde la secretaria. Tenía ese presentimiento de que me iba a tocar sola en las clases y eso no me gustaba porque tendría que hablar con más personas. Había tenido razón, solo me habían tocado una clase con Bella.

DRIADES || EMMETT CULLENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora