𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏𝟒

3K 245 68
                                    

Bella había llegado tarde anoche y cuando había llegado se había encerrado en su cuarto. Necesitaba hablar con mi prima, así que me había levantado mucho más temprano para poder hablar con ella. Estaba desayunando cereal de Lucky Charms cuando Bella había bajado. Tenía el cabello revuelto y unas ojeras que delataban su falta de sueño. Se sentó frente a mí, y en silencio se sirvió una taza de café.

—Hola —dije haciendo que alzara su rostro para mirarme.

Era obvio que no había dormido y eso se podía ver en sus enormes ojeras, pero no estaba nerviosa como siempre lo estaba cuando no había dormido. Bella era algo extraña, siempre había sido demasiado reservada con todos los que la rodeaban, pero había descubierto que cuando algo le molestaba y no dormía, amanecía nerviosa al otro día.

Bella y yo éramos cercanas a nuestra manera. Sabía que si algo pasaba, ella iba a estar ahí y viceversa, pero había de cierta forma una distancia entre nosotras. No era como si fuéramos las mejores amigas del mundo y habláramos sobre cosas de adolescentes. Había temas que nunca tocábamos, secretos que cada una guardaba celosamente. Sin embargo, en los momentos cruciales, sabíamos que podíamos contar la una con la otra.

—¿Estás bien? —pregunté, intentando romper el hielo.

Bella me miró, dudando por un momento antes de responder.

—Sí, solo estoy cansada. No dormí bien —respondió, restándole importancia—. Estuve hasta tarde haciendo tarea.

Asentí comprendiendo.

—¿Cómo sigue tu muñeca? —preguntó ahora ella.

—Bien, creo —respondí, sin evitar mirar mi muñeca. La lesión había sido menor, pero la preocupación de Bella me conmovía.

Bella asintió, pareciendo algo más relajada al ver que yo estaba bien. Tomó otro sorbo de café, como si la calidez de la bebida pudiera disipar sus preocupaciones.

—¿Te duele mucho? —insistió.

Negué con la cabeza.

—No, solo un poco cuando la esfuerzo demasiado. Pero nada grave.

Bella sonrió ligeramente. Nos quedamos en silencio por un largo rato. Ella estaba terminando su café y yo mi cereal. Ella estaba en su mundo pensando quién sabe qué, mientras yo intentaba poner en orden la pregunta que le quería hacer. No sabía cómo abordar el tema, pero esta era la primera vez en lo que llevaba de la semana que tenía la oportunidad de hablar con ella y tenía que darme prisa antes de que llegara Edward.

—Bella —susurré, buscando valentía para poder preguntar—. Mmm... quiero hacerte una pregunta.

Ella levantó la mirada de su taza de café, sus ojos curiosos y algo sorprendidos por mi tono vacilante.

—Claro, dime —respondió, dejándose caer ligeramente en la silla, como si se preparara para cualquier cosa que pudiera decir.

Tomé una respiración profunda, mis dedos jugueteando nerviosamente con la cuchara del cereal.

—¿Estás saliendo con Edward? —pregunté en un tono bajo, sin poder mirarla.

El silencio que siguió a mi pregunta fue tan espeso que casi podía cortarlo con un cuchillo. Sentí el peso de la mirada de Bella sobre mí, y finalmente, reuní el valor para alzar la vista. Su expresión era una mezcla de sorpresa y algo más que no pude identificar de inmediato.

—¿Por qué lo preguntas? —dijo finalmente, su voz tranquila pero con un matiz de cautela.

Tragué saliva, sintiéndome algo expuesta. Sabía que Bella era muy reservada con sus asuntos personales, pero si era verdad lo que ella me había contado, no habia una razón coherente del porqué estaban saliendo.

DRIADES || EMMETT CULLENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora