DRIADES || EMMETT CULLEN

𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟐𝟔

No había entendido el plan de Bella. ¿Por qué no simplemente decirle a Charlie que se iba a dormir donde alguna de sus amigas? Charlie nunca cuestionaba nada y menos a Bella. Mientras pensaba en esto, el jeep de Emmett avanzaba a una velocidad que me hacía apretar los dientes y agarrarme al asiento con fuerza. Edward manejaba como un loco.

Sentía el pánico creciendo dentro de mí, cada curva tomada a gran velocidad, cada frenazo brusco me hacía temblar más. Sin darme cuenta, había clavado mis uñas en la tapicería del asiento, tratando de encontrar alguna estabilidad.

—¿Edward, puedes ir más despacio? —logré decir, mi voz temblando mientras intentaba mantener la calma.

—No podemos perder tiempo —respondió Edward, su tono firme pero no cruel.

Emmett notó mi creciente incomodidad y apretó mi mano con más fuerza, intentando darme algo de consuelo.

—Tranquila, Roxy. Estamos casi allí —dijo Emmett, tratando de calmarme con su voz suave.

Mi respiración era rápida y superficial, los recuerdos de accidentes y peligros en la carretera llenando mi mente. Miré a Bella, que parecía igual de nerviosa, pero por razones muy diferentes. Ella estaba preocupada por Charlie, y yo también, pero el miedo al viaje en sí mismo era algo que me consumía en ese momento.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, el jeep se detuvo frente a casa. Edward se giró para mirarnos, su expresión aún seria.

—Bella, tienes que ser rápida. No tenemos mucho tiempo —dijo Edward.

Bella asintió y salió del auto, corriendo hacia la casa mientras Edward la seguía con la mirada, atento a cualquier movimiento sospechoso. Emmett y yo nos quedamos en el auto, mis manos aún aferradas al asiento con fuerza.

"Tienes que quedarte. Eso ayudará a mantener el olor de Charlie oculto."

La voz en mi cabeza me hizo salir de ese trance. Rápidamente, me bajé del auto y, antes de que me diera cuenta, Emmett estaba a mi lado.

—¿Roxy, qué estás haciendo? —preguntó Emmett, alarmado, su mano sujetando mi brazo con firmeza, pero sin hacerme daño.

—No puedo dejar solo a Charlie —dije con determinación—. No puedo irme sin asegurarme de que esté a salvo.

—Roxy, por favor —insistió Emmett, su voz llena de preocupación—. Aquí puedo protegerte mejor. Si te vas, no podré cuidarte.

Negué con la cabeza. No podía dejarlo solo,.. No pude evitar mirar hacia la puerta donde Bella dudaba en entrar

—No puedo dejarlo solo, Emmett. Si hay una posibilidad de que James vaya tras Charlie, tengo que estar aquí. Edward lo dijo, no notaron mi presencia. Mi olor fue cubierto. Tal vez pueda hacerlo de nuevo, pero necesito intentarlo.

Emmett apretó los dientes, claramente frustrado y preocupado. Miró hacia la puerta de la casa, donde Bella se había detenido, indecisa.

—Roxy, por favor —dijo con voz firme—. Esto no es una negociación. No puedo arriesgarme a perderte. Necesito que te quedes aquí con nosotros.

—¡No! —grité, mi voz cargada de angustia—. Si hay algo que pueda hacer para asegurar la seguridad de Charlie, lo haré. No me voy a ir sin intentar protegerlo.

Emmett suspiró profundamente, su expresión llena de una mezcla de preocupación y resignación. Nos quedamos en silencio por un largo rato, mirándonos a los ojos. En ese instante, el mundo exterior parecía desvanecerse, dejándonos a solas en nuestra burbuja de tensión y temor.