𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟗

1.1K 119 6
                                    

El sol matinal se filtraba por las cortinas de la oficina de la Dra. Angela Hartman, iluminando suavemente el ambiente acogedor. Las paredes estaban decoradas con cuadros que inspiraban tranquilidad, y varias plantas verdes daban vida al espacio. Me senté en el sofá, nerviosa y temblorosa, mientras la Dra. Hartman me observaba con una expresión de comprensión y paciencia.

La Dra. Hartman era una mujer de mediana edad, con el cabello recogido en un moño suelto y ojos cálidos que irradiaban una compasión genuina. Se sentó frente a mí en una silla cómoda, con una libreta en el regazo, aunque parecía más interesada en escuchar que en tomar notas.

—Roxy, quiero que sepas que este es un espacio seguro —dijo con voz suave y calmada—. Estoy aquí para escucharte y apoyarte en lo que necesites. No hay prisa; podemos ir a tu ritmo.

Asentí, sintiendo un nudo en la garganta. Las palabras se agolpaban en mi mente, pero era como si una barrera invisible me impidiera pronunciarlas. Había guardado tanto dolor y angustia dentro de mí durante tanto tiempo que no sabía por dónde empezar.

—No sé... no sé cómo empezar —murmuré, sintiendo que mis manos temblaban más de lo habitual.

La Dra. Hartman me sonrió con amabilidad.

—Está bien, Roxy. A veces, simplemente empezar es la parte más difícil. Podemos ir despacio. Si te sientes cómoda, tal vez puedas contarme un poco sobre cómo has estado sintiéndote últimamente.

Tomé una respiración profunda, tratando de reunir el valor para hablar. La Dra. Hartman esperaba pacientemente, sin presionarme, lo cual me ayudó a sentirme un poco más tranquila.

—He estado... mal —dije finalmente, mi voz apenas un susurro—. Todo se siente abrumador. Ya no sé cómo manejarlo.

La Dra. Hartman asintió, su expresión mostrando empatía.

—Es completamente comprensible. Cuando enfrentamos muchas dificultades a la vez, puede ser abrumador. Estoy aquí para ayudarte a encontrar formas de manejar esa carga. Cuéntame un poco más sobre lo que ha estado pasando.

Me mordí el labio, dudando por un momento antes de continuar. Había tanto que decir, tanto dolor acumulado, y no sabía cómo ponerlo en palabras.

—Mi... mi novio me dejó —comencé, sintiendo un nudo en el estómago al recordar a Emmett—. Se fue sin decirme nada, y me sentí... abandonada. Pero... sé que probablemente fue porque yo... porque no soy lo suficientemente buena. Quizás hice algo mal. S-se que eso no es una e-excusa para estar aquí.

La Dra. Hartman me miró con comprensión.

—Eso debe haber sido muy doloroso para ti. El sentimiento de abandono puede ser devastador. Y no, Roxy, no es tu culpa. Las relaciones son complicadas y no siempre tienen que ver con un solo factor.

Asentí, sintiendo las lágrimas comenzar a acumularse en mis ojos.

—Y luego está... mi diabetes. Me diagnosticaron hace mucho y... es difícil... Siempre me he tratado sola, pero ahora que me mude con Charlie me siento como una carga para todos. Quizás si hubiera sido más cuidadosa con mi salud antes, no estaría en esta situación.

La Dra. Hartman frunció el ceño ligeramente, mostrándome que entendía la gravedad de lo que estaba diciendo.

—Lidiar con una enfermedad crónica puede ser extremadamente desafiante, especialmente cuando sientes que estás enfrentándolo sola. Es natural sentirse abrumada. Pero tu salud no es un reflejo de tu valor como persona.

Tomé otra respiración profunda, sintiendo que mi corazón latía con fuerza en mi pecho. Había una cosa más, algo que me había estado consumiendo por dentro, y sabía que debía decirlo. Pero las palabras parecían quedarse atascadas en mi garganta.

DRIADES || EMMETT CULLENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora